Diario de León

Andrés García Palomo | Jefe del servicio de Oncología del Hospital de León

«El uso partidista de la pandemia y el cainismo han sido indecentes»

El jefe del servicio de Oncología del Hospital de León, Andrés García Palomo, en su despacho del centro hospitalario. FERNANDO OTERO

El jefe del servicio de Oncología del Hospital de León, Andrés García Palomo, en su despacho del centro hospitalario. FERNANDO OTERO

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La cada vez más cerca nueva normalidad por la caída de los contagios y la incidencia, reabre el debate de las fortalezas y las carencias del sistema público de salud. El jefe de Oncología del Hospital de León, Andrés, García Palomo, repasa las necesidades del servicio y la gestión del sistema durante la pandamia del coronavirus.

—Parece que la pandemia se estabiliza. ¿Qué ha significado para los pacientes con cáncer?

—Eso parece. Desde luego la vacunación está contribuyendo a que los casos sean menos graves. Para los pacientes con cáncer ha sido un plus de sufrimiento, miedo e incertidumbre añadido a las que le vienen de serie por su enfermedad. En un sistema que tuvo que citar su proa a la tormenta de la covid, los enfermos con mayor o menor dependencia del SNS han tenido que sufrir retrasos en la asistencia, limitaciones en el acceso y miedo, miedo a no ser atendidos en sus necesidades y miedo a acudir al sistema y contagiarse.

—Ahora que las consultas vuelven a la normalidad. ¿Están detectando cánceres en avanzado estado que podrían haberse visto antes? ¿Qué tipo de cánceres?

—No se la realidad en otros servicios de Oncología. El servicio de Oncología del Caule no ha parado gracias al esfuerzo y dedicación de todo el personal, sanitario y no sanitario, adscrito al mismo y a las facilidades que la dirección y la Gerencia del centro han dado para que la atención al paciente oncológico se hiciera durante la pandemia en las máximas condiciones de seguridad y calidad. Es más, la dirección y Gerencia del centro se esforzó para implementar entre todos los servicios implicados un sistema de atención a pacientes oncológicos para que el impacto asistencial fuera el menor posible y la seguridad máxima. Es cierto que es posible que muchos ciudadanos no hayan accedido al sistema por miedo, incapacidad o bloqueos, pero estos han sido los menos. Si ha habido algún impacto, es aún pronto para verlo. Hay que decir que algunos de los profesionales del servicio se vieron afectados por la covid, aunque afortunadamente no ha habido consecuencias fatales en ningún caso.

—¿Qué proyectos se paralizaron en el servicio de Oncología y cuándo se van a recuperar?

—Prácticamente ninguno. Quizá si que pudo haber ciertas dificultades en el desarrollo de ensayos clínicos, pero estos han sido retomados por nuestra unidad ya hace tiempo.

—¿Participa el Hospital en algún proyecto de investigación relacionado con el covid? ¿se ha frenado la investigación contra el cáncer?

—El servicio de Oncología ha participado en un estudio nacional para detectar las características de la covid en el paciente oncológico, a través de la Unidad de Investigación. Si la pregunta es sobre la investigación general contra el cáncer, que duda cabe que gran parte de la industria farmacéutica implicada en el desarrollo de investigación en materia oncológica ha virado sus esfuerzos al desarrollo de vacunas anticovid, situación claramente urgente y necesaria, pero por lo demás seguimos asistiendo al nacimiento y desarrollo de innovación en Oncología.

—¿Cree que se ha gestionado bien esta pandemia?

—Se ha gestionado cómo se iba sabiendo que había que gestionarla. Ninguno de los que les ha tocado gestionar dispusieron de un manual previo, aunque parece que los que no tuvieron obligaciones gestoras sí que tenían la fórmula mágica de cómo hacerlo mejor. Como en todo hay inteligentes, listos, listillos y cuñados. Es indudable que a toro pasado todos damos revoleras. A mi juicio ha sido indecente el cainismo y la utilización partidista exhibida por muchos.

—Antes le preguntaba por los pacientes, pero ¿cómo ha afectado el covid en el servicio? ¿Qué cambios se van a quedar?

—Pues había un proyecto previo a la pandemia que era el desarrollo de la telemedicina. La covid ha impulsado esta forma de atención. Aunque actualmente la atención no presencial se hace en forma de teléfono-medicina, es muy posible que en breve se puedan establecer sistemas de verdadera telemedicina que pueden mejorar el acceso y ganar en calidad percibida. Por otro lado, el mundo virtual ha dado un salto en cantidad y calidad y ha llegado para quedarse moldeando de una forma que no conocíamos las reuniones y congresos profesionales, la investigación y la docencia.

—¿Hay suficiente personal médico y sanitario en el servicio?

—Un jefe de servicio está en la obligación de decir que siempre necesita más. El servicio de Oncología de León, con una población atendida como la de Salamanca, Burgos y las dos áreas de salud de Valladolid, es decir, unas 300.000 cartillas, es el servicio con menos efectivos médicos de los cinco grandes, con una plantilla de 10 oncólogos, frente a los 14 de Salamanca, por poner un ejemplo que conozco. Esto impide poner en marcha algunos proyectos como la evaluación de resultados, el crecimiento en investigación o el desarrollo de consultas de Consejo Genético o de atención socio sanitaria. Estamos cortos también en personal de enfermería y TCAEs, tanto para la administración segura de tratamientos oncológicos como para la atención ambulatoria en consultas. Dese cuenta que la atención al paciente con cáncer y sus demandas asistenciales son fundamentalmente ambulatorias y la labor de la enfermería es clave: administración de tratamiento oncológico, extracciones de muestras, curas, realización de medidas antropométricas, aplicación de escalas clínicas de valoración cuantificable y cualitativa complementarias, educación sanitaria, refuerzo de medidas de soporte y atención telefónica para resolución de dudas. El espacio físico es otra de las necesidades del servicio de Oncología del Caule, lo cual dificulta sobremanera la organización asistencial pues la estructura física condiciona directamente el cómo se aplica ésta operativamente. Este servicio fue diseñado a finales del siglo pasado para un volumen asistencial que se ha multiplicado debido al aumento de la incidencia siempre creciente, pero sobre todo al hecho de que los pacientes han experimentado un claro aumento en la supervivencia gracias a la aplicación de novedosos tratamientos como la inmunoterapia, las terapias dirigidas, la más moderna quimioterapia y la aplicación de nuevas técnicas quirúrgicas y de radioterapia. Por poner un ejemplo, el cáncer de pulmón ha cambiado radicalmente en muchos aspectos y su supervivencia mediana que se ha triplicado en los últimos ocho años, con un 10-20% de pacientes largos supervivientes (mas allá de 5 años). El cáncer colorectal metastásico gracias a la colaboración multidisciplinar multiplica por 2-3 su supervivencia no siendo extraño que casi el 40% de los pacientes superen medianas de 5 años, antes impensable. El melanoma dispone de tratamientos efectivos que multiplican también las tasas de largos supervivientes. O el cáncer de mama, que en su forma metastásica tenía una supervivencia mediana de 3 años, ahora algunos subgrupos pasan de los 5-7 años.

—¿Cuántos tratamientos se pusieron en 2020 y cuántos en 2019? ¿Cómo se gestionó la atención a los pacientes durante la pandemia?

—El servicio de Oncología administra alrededor de 20.000 tratamientos al año, con un aumento sostenido año por año, sin que la pandemia haya inducido cambios apreciables en ese volumen, aunque si se puede apuntar que los meses de marzo y abril del 2020, en plena primera ola, bajamos el pistón porque no sabíamos como gestionar la situación. Pero una vez que nos reorganizamos, esos tratamientos se han recuperado alcanzando a finales de año tasas prácticamente semejantes a las de años anteriores. Durante las sucesivas olas, el servicio de Oncología de León ya no paró y todos los profesionales sanitarios y no sanitarios adscritos al servicio han estado a la altura de las circunstancias proporcionando la máxima calidad asistencial y la mayor seguridad, a costa de un gran esfuerzo, por cierto reconocido por la dirección y Gerencia del centro. Tengo que decir también que esto mismo es aplicable a todos los profesionales que directa o indirectamente han estado implicados en la atención sanitaria del paciente oncológico. León puede estar contenta con la actuación de todos sus profesionales y directivos sanitarios.

—Se habla mucho ahora de la reestructuración sanitaria por la falta de especialistas. Tras esta pandemia ¿qué necesita el sistema público sanitario?

—Tenemos un SNS público excelente en su planteamiento teórico pero frágil en su desarrollo operativo y mejorable en la organización estratégica. Una de las grandes necesidades es el refuerzo y reestructuración de la Atención Primaria, pilar fundamental del sistema. Sin una Atención Primaria potente, reorganizada y eficiente, el sistema se satura y entra en funcionamientos inoperantes y viciosos. Apuntaría también a la necesidad imperiosa de profesionalizar la mesogestión, los equipos directivos. Esta es una obligación a mi juicio importante porque sin directivos profesionalizados e independientes de los cambios políticos es difícil organizar y gestionar. Creo además que gran parte de la asistencia especializada, organizada ahora mismo en especialidades por aparatos y sistemas y con atisbos más o menos intensos de multidisciplinaridad deben tender a la interrelación multidisciplinar y multiprofesional organizándose en unidades funcionales con gestión propia que integren en sus equipos además del personal médico, personal de enfermería, psicólogos, bioinformáticos, etc. La atención de enfermedades poliédricas y multifacéticas como el cáncer y, en general la cronicidad, requiere de la colaboración entre profesionales de diferentes disciplinas y estamentos. Finalmente y como apuntaba en su pregunta, la falta de especialistas y de personal sanitario en general afecta sobre todo a determinadas zonas que son de difícil cobertura por múltiples razones. A mi se me ocurren varias soluciones. Nosotros colaboramos muy de cerca con el Hospital El Bierzo en la atención oncológica, deficitaria por varias razones en esa área de salud. La implantación de sistemas de telemedicina y la apertura de los profesionales a una colaboración biunívoca y leal que sea reconocida por la administración es una solución que no se ha explorado suficientemente. En un mundo interrelacionado y virtual no tiene sentido determinadas barreras que al final dificultan la atención de calidad del paciente.

—¿Van a incorporar nueva tecnología al servicio?.

—El servicio de Oncología está continuamente incorporando la tecnología sanitaria innovadora en forma de nuevos fármacos. En colaboración con Anatomía Patológica, Radiodiagnóstico, Medicina Nuclear, Oncología Radioterápica y Bioquímica, se trabaja por la inclusión en la cartera de servicios de tecnologías diagnosticas y terapéuticas, siempre que éstas generen valor añadido y sean eficientes.

—¿Las restricciones sociales durante la pandemia han hecho que la ciudadanía olvide hábitos saludables y tenga miedo a consultar?

—Sí, claramente. Sobre todo lo segundo. El miedo ha sido el gran aliado de la covid. Es urgente volver a la carga con los hábitos saludables. El ejercicio físico, la ingesta saludable, la vigilancia del peso, la exposición segura al sol, la cesación de hábitos nocivos como el tabaco y el exceso de alcohol y el estrés son los aliados de las enfermedades crónicas como el cáncer. Hay que volver a la carga, con campañas de educación sanitaria, promoción y prevención primaria.

—¿Están notando que los pacientes que acuden a cuidados paliativos se interesan por la Ley de Eutanasia? ¿Han tenido alguna solicitud para iniciar los trámites?

—Desde hace mucho tiempo. Sacyl ofrece a los pacientes la posibilidad de dejar por escrito sus últimas voluntades, por lo que el impacto de la nueva Ley, a mi juicio es, por ahora mínima. El perfil de pacientes que van a acogerse al derecho amparado por la ley a la que te refieres, es posible que no corresponda al del paciente oncológico porque la cuidados paliativos tienen raíces muy sólidas en nuestra área de salud y con profesionales muy bien formados. Son mejorables algunos aspectos, desde luego, pero están bien implantados. No ha habido, por tanto, ninguna solicitud de eutanasia que yo sepa. Yo creo que los perfiles de pacientes que podrían acogerse al derecho regulado serán pacientes con enfermedades crónicas invalidantes y que comprometen la independencia del paciente para la actividad de la vida diaria a largo plazo. Pero iremos viendo en un futuro que es lo que pasa con su desarrollo y como se concilia el derecho del paciente con la objeción de conciencia del profesional que tendría que asistirla.

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