Los alimentos ‘feos’ no se tiran, se comen
La ley obligará a que empresas y tiendas multipliquen las ofertas de comida con fecha de consumo próxima
Los supermercados y las grandes superficies tendrán en un futuro próximo la obligación legal de dedicar una parte de sus estanterías a vender con precios rebajados alimentos de los tildados como ‘feos’, por sus imperfecciones o forma poco estética, pero en perfectas condiciones de consumo, con el objetivo de reducir al mínimo el despilfarro de comida en España.
Esta clase de productos, muchos de ellos frutas y verduras, en la actualidad desaparecen con alta frecuencia de la cadena de consumo, tanto en origen como en el punto de venta, y, pese su calidad alimenticia óptima, pasan a engrosar parte de los más de 1,3 millones de toneladas de comida que cada año acaban en España en la basura Se trata de una de las medidas que incluye la ley contra el desperdicio alimentario cuyo primer borrador debatió ayer el Consejo de Ministros y que pretende ser remitida en pocos meses al Parlamento para su aprobación.
El anteproyecto incluye una batería de planes, obligaciones, buenas prácticas y sanciones a aplicar desde el agricultor al consumidor, pasando por el industrial o el restaurador, con la finalidad de que ni un kilo de comida termine en el vertedero.
La urgencia de la norma es triple. Terminar con el desperdicio de recursos naturales, evitar emisiones de gases de efecto invernadero y vertidos innecesarios, y dar una respuesta ética contra el hambre y la desnutrición, un mal que afecta a 1.600 millones de personas.
Lo primero que hay que conseguir es que la producción se adapte lo más posible a las necesidades de la demanda, para minimizar los excedentes, y que lo que se produce llegue a las casas y restaurantes para su consumo en su gran mayoría. Para ello se deben optimizar las condiciones de almacenamiento, transporte y conservación y las malas prácticas que hacen que muchos alimentos se conviertan en basura.
El dato: 31’3 kilos de comida por español y año terminaron en la basura en 2020 mientras la crisis social desatada por la pandemia desbordaba las colas del hambre.