La violencia del día a día en periodismo
l Óscar Martínez presenta su novela ‘Los muertos y el periodista’
mónica rubalcava
La violencia es parte de nuestro ADN como sociedad y no entenderlo es no comprendernos a nosotros mismos», dice este martes en entrevista con Efe el escritor y periodista (San Salvador, El Salvador, 1983) de visita a la Ciudad de México. Martínez ha pasado 13 años de su vida cubriendo, investigando y entendiendo la violencia en Centroamérica desde dentro. El haber tenido que dedicar tanto tiempo a su estudio denota para él la falta de entendimiento que se tiene -y se tenía- de este tipo de interacción en Latinoamérica. Fue en 2011 cuando Martínez, junto con un grupo de jóvenes colegas, decidieron crear el proyecto Sala Negra, un espacio periodístico dedicado al estudio de la violencia en Centroamérica, que según explica fue su «máxima escuela de periodismo», pero que también marcaría su «interesante penitencia» en el oficio.
El brutal y violento asesinato de tres hermanos, y la posible responsabilidad del autor en la muerte de dos de ellos por hacer su trabajo, es la columna vertebral de un libro que fue «vomitado» por Óscar en tiempos duros como la pandemia. «Durante un año encerrado en ese país chiquito (El Salvador) con una política tan abrasadora como la del presidente Nayib Bukele yo me desesperé intelectualmente. Me sentí agotado y desesperado en un país que redunda en los mismos temas y tenía claro que tenía que escribir otro libro», recuerda el escritor. «El niño de Hollywood» (2018) era el último libro que había escrito y lo hizo en colaboración del periodista y antropólogo Juan José Martínez, su hermano. Una crónica centrada en un joven sicario de la pandilla Mara Salvatrucha y cómo este había sido moldeado por la política exterior de Estados Unidos y el entorno social que afronta El Salvador. Tras esta experiencia literaria, quiso adentrarse en otros géneros. «Ya no quería hacer un tema enclavado en un contexto, una crónica con todo lo que esto implica; lugar, personaje, historia, fechas, antecedentes. Y decidí hacer un libro que tuviera mucho de ensayo y como el animal vivo que es un libro, terminó siendo una crónica-ensayo», relata.
La historia la siguió durante tres años y la dejó madurar, puesto que carecía de un desenlace y solamente daba «las claves y un paseo terrible por el más bajo de los mundos», considera. El libro fue escrito con feroz honestidad y creado a través de duras preguntas como «¿por qué lo hice?, ¿qué pretendía contando esa masacre?, ¿valió la pena exponer a esa sobreviviente?», y con ello Óscar reflexiona sobre la violenta realidad de sus personajes y a su vez logra un tratado sobre la labor del periodismo. «La historia de unos personajes brutalmente asesinados se empala con una serie de recuerdos o microhistorias de la cobertura que hice de la violencia», menciona. «Es un diálogo con el periodista que fui, el que soy y el que falló en mil cosas. Mucha de la experiencia periodística se explica a través de mis errores y me alegra porque sin ellos no construyes carrera», agrega el escritor.
Martínez confiesa que ha dejado de vivir el periodismo «con la pasión adolescente, la alegría y la felicidad» de antaño. El haber estado expuesto a tantos sucesos tan duros lo ha hecho «la persona pesimista» que se considera en la actualidad.
Pero pese a ello, y pese a ver que el mundo se transforma lentamente, sigue creyendo en el periodismo para el cambio. «Yo no creo en la frase de Gabriel García Márquez de que el periodismo es el mejor oficio del mundo, ese debe ser el de un catador de marihuana. Me gusta más la frase de Alma Guillermoprieto que dice que el periodismo te permite presenciar el mundo en primera fila, aunque el espectáculo sea nefasto a veces», asevera.
El también jefe de redacción del periódico digital salvadoreño El Faro tiene claro que volverá a escribir otro libro pero aún no sabe cuándo.