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Las otras alergias en invierno

El servicio de Alergología del Hospital de León realiza una media de 500 pruebas al mes durante todo el año

Pruebas cutáneas en el servicio de Alergología del Hospital de León. JESÚS F. SALVADORES

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León

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Carmen Tapia

LEÓN

El polen y las alergias primaverales ocupan la atención informativa en la primavera, por la gravedad de los síntomas alguna personas y el aumento de la incidencia en la población. Sin embargo, pasados los meses de primavera y verano, la consulta de Alergología del Hospital de León deja de recibir a pacientes alérgicos al polen de las plantas para llenar las agendas con peticiones de atención para otras reacciones a alguna sustancia o componente de alimentos o medicamentos. «El aluvión de consultas que se producen en primavera y verano por la alergia al polen cede protagonismo a las que llegan con más frecuencia en invierno». Y las habituales de los meses invernales son las alergias a los medicamentos, a los alimentos, animales, medicamentos y urticarias», explica el jefe del servicio de Alergología del Hospital de León, José Luis Estrada. Los problemas o las alergias a los medicamentos son los que más crecen en invierno. «Las bajas temperaturas, las gripes y las enfermedades propias del invierno hacen que se consuman más medicamentos y, por lo tanto, aumenten los problemas o las alergias». Pero lo que más síntomas provoca es la alergia a los animales, que mantenida en el tiempo puede causar asma crónico. «Los animales de compañía, las mascotas, son los que más alergias provocan, no así los de granja, menos frecuentes». Sin embargo, la prevención en este caso no es posible. «De nada sirva hacerse pruebas antes de adquirir una mascota porque la alergia se desarrolla por contacto, es decir, cuando se convive con el animal. Si quieres tener una mascota tienes que asumir que corres el riesgo de sufrir una alergia que sólo desaparecerá cuando desaparezca la mascota , pero si se desarrolla asma crónico quedará para siempre, aunque el animal ya no esté. Los animales siempre han provocado alergias y tenerlos es asumir ese riesgo».

El método más eficaz para detectar una alergia es la prueba cutánea en la que se expone a la piel a los alergenos y después se observan los signos de la reacción. «Las pruebas son muy rentables y están muy estandarizadas. Si un paciente consulta porque tiene rinoconjuntivitis y la prueba da negativa es porque no hay alergia. Hay casos en los que la reacción no es concluyente, pero en la mayoría se ve claramente tras el pinchazo de la prueba».

Las alergias al niquel de la bisutería, anisakis del pescado, moho y ácaros hacen reaccionar al organismo humano como si padeciera un fuerte catarro invernal. Los ácaros y los pequeños arácnidos que viven entre el polvo con otras múltiples materias orgánicas e inorgánicas, presentes todo el año, son los causantes de un gran número de consultas por alergias.

Rinitis, asma, dermatitis o sensibilidad química pueden estar provocadas también por alergias a los productos del entorno laboral, por eso hay que consultar siempre con el especialistas para un buen diagnóstico.