Diario de León

Max Cotilla Con el corazón en la mano

Se va el caimán...

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León

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Hay pocos temas de luxe esta semana en las revistas que laten. La cosa está de declive otoñal y si excluimos la casa (con piscina) de las raíces hispanas de la señora Vallejo-Nágera, que veranea en Sotogrande para que los niños no se desvinculen de la pandereta, y que Nuria Fergó se ha ido a Mauricio con su prima Susana a pensar y a regatear con los nativos, no hay bikinis, pero sí un salto evolutivo de la mayor importancia: la señora Vallejo-Nágera ha heredado de su padre la facultad de contar historias. Además de los ojos verdes como la albahaca, el bipedismo y alguna tontería por el estilo, ahora se hereda lo de contar. ¡Lo que cambia esto de la noche a la mañana! Pero si seguimos contando lo que inventa el hombre blanco, no hay desperdicio. Tenemos en la revista que saluda a Carolina en la portada con perdices y dentro, tomando un vino. También está su santo, Ernesto de Janofa y sus hijos masculinos, los cazadores, con uniformes que demuestran el avance de la especie en el aprovechamiento de los recursos naturales. Otros, como Daniel Ducruet, también los aprovechan, los recursos, pero de otra manera. En vez de cazar o pescar, canta y en esto se ve que las revistas son un gran invento porque no se le oye el gorgorito. Si seguimos el camino evolutivo que hemos emprendido líneas arriba, llegamos a lo que se ha venido en llamar el don de la ubicuidad. Y es por Raquel Mosquera, que mientras en la semanal se compra una casa de 70 millones de pesetas (todavía no controla en euros), en la que se lee se opera el pecho para hacerlo más pequeño. Si el homo ergaster levantara la cabeza, a algunos les dará un capón, como al padre de Jezulín, al que llaman el Carlitos, porque también está con Camila. El de aquí, con una tal Camila Naranjo y el de allí con Camila Parque. El príncipe del naranjo en el parque o el del Parque del Naranjo..mejor vamos a dejarlo porque puedo liarme con el homo sapiens. Pero a lo que iba desde el mismo principio. Solventando problemas de evolución por saltarse a la torera el orden generacional, el caimán se va para Barranquilla y el del bigote y sus amigos se quedan tranquilos, y Tony a Cuba, quiero bailar la salsa y allí hace bueno. En cambio, su señora, la de la generación anterior, es decir, Antonia o Sara Montiel para confundir a los estudiosos del futuro, se queda en casa. Recién casados y ya separados, pero no será por mucho tiempo, sino poco, lo cual me alegra. Por cierto, Guzmán me advierte y me obliga a que no se me olvide el asunto de la playa. ¿Qué playa Guzmán? ¿Has visto tú alguna voluntad de playa por alguna parte del Bernesga? ¿Tal vez por alguna del Sil? ¿Es que no te das por vencido? Si tenemos pan, tenemos vino, tenemos remolacha y trigo. Escarolas, pepinos, puerros, botillos, chorizos, morcillas, ganas, toreros, cantantes, conjuntos, catedral, alguna carretera, autopistas de pago, pantanos, bares... si tenemos todo eso, ¿para qué queremos playa? ¿Para coger una pulmonía? Guzmán, Guzmán, recapacita y di cosas como Mercedes Milá, que está contenta con la vida porque le ha dado Gran Hermano; o Hally Berry, que después de un óscar ha llegado a chica Bond; o Inna Zobova, que era pobre en Rusia y ahora es la nueva Wonderbra; o Carlos Lozano, que es un machote en la revista del horario corto. Corto y cambio.

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