Diario de León

Cada español, de entre 10 y 75 años, se gastó 17 euros en chucherías de kiosko, una cifra que se incrementa cada año. Los más demandados son los balsámicos, los de goma, con palo y sin azúcar

La España más dulce

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Itziar Elizalde - MADRID.
León

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Cada español gastó en el 2001 casi 17 euros al año en la compra de caramelos y chicles, cifra que supone un incremento del 12% sobre el año 2000, a pesar de que el número de personas que adquirieron estos productos se redujo. Según los datos de la consultora Taylor Nelson Sofres (TNS), el mercado español de chicles y caramelos ascendió a 277 millones de euros 2001, con un aumento del 6,5 por ciento sobre el 2000, concentrándose las ventas en el canal impulso, fundamentalmente en supermercados y tiendas de golosinas. Desde la Asociación Española de Fabricantes de Caramelos y Chicles (Caychi), estiman en tres kilos el consumo per cápita de caramelos y chicles, cifra inferior a otros países de nuestro entorno como Reino Unido, Alemania, Bélgica y Dinamarca, aunque supera a países como Austria, Italia, Grecia y Portugal. En el 2001, el 52 por ciento de los españoles de entre 10 y 75 años compraron caramelos con un gasto por individuo de 9,2 euros, lo que supone un aumento del 6,5 por ciento, y los más demandados fueron los balsámicos, los de goma, con palo y sin azúcar. Los datos de Caychi reflejan que los jóvenes de 15 a 24 años son los consumidores por excelencia de caramelos, el 74 por ciento los compran, seguido de los adultos de entre 25 y 54 años, con una tasa del 46 por ciento y los de más de 55 años, con un 30,4 por ciento. El consumo de caramelos es fundamentalmente impulsivo, como refleja el dato de que más del 70 por ciento del gasto corresponde a tiendas de alimentación, golosinas, quioscos, panaderías o pastelerías y farmacias; mientras que el 30 por ciento restante se realiza en hipermercados y supermercados. Caychi estima que la frecuencia media de consumo de chicles entre la población adulta se sitúa en 6,5 veces al mes y que el 18 por ciento toma chicle cuatro o más veces a la semana; asimismo, la mitad de las mujeres opta por el chicle sin azúcar, porcentaje que entre los hombres se reduce al 40 por ciento. Según TNS, el 56 por ciento de los españoles compró chicles el pasado año, con un gasto por persona de 7,38 euros al año, lo que representa un incremento del diez por ciento, aunque su consumo se redujo, ya que un año antes el 60 por ciento de las personas consumieron chicles. La adquisición de chicles es un poco más programada que la de caramelos y así, el 60 por ciento del gasto corresponde al canal impulso y el 40 por ciento, a hipermercados y supermercados. El sabor de chicles que más ventas obtuvo en el último año fue la menta (17,4 por ciento del total), la fresa ácida (15 por ciento), la clorofila (11,1 por ciento) y la hierbabuena (9,9 por ciento). Tanto los fabricantes de caramelos como los de chicles han optado por los valores añadidos relacionados con los alimentos funcionales para aumentar el consumo, de este modo, los fabricantes ofrecen chicles con efecto blanqueador, de remineralización o que fortalecen el esmalte. El presidente de Caychi, Fernando Ojeda, mencionó la dificultad de las empresas para crear marcas, puesto que se trata de un sector muy innovador y dinámico y, en este sentido, afirmó que la mitad de los caramelos que hoy están en el mercado hace cinco años no existían. La asociación de fabricantes cuantificó la producción total del sector de caramelos y chicles en 198.000 toneladas, con una facturación de 632 millones de euros y 6.000 personas empleadas. Destacó la vocación exterior de los fabricantes, como refleja el dato de que el 45 por ciento de la producción se comercializa en los mercados exteriores -principalmente en la Unión Europea, Asia y países de Europa del Este-, «ya que el sector es muy competitivo en precio», apuntó Ojeda. Sobre los precios, aclaró que en los últimos 20 años el coste de un caramelo se mantuvo en torno a las cinco pesetas (0,03 euros) a costa de reducir el tamaño del producto y que con la introducción del euro hubo que buscar una moneda fácil para los niños. Por último, añadió que se optó por 0,05 euros como precio por pieza, pero con la recomendación a los fabricantes de que se aumentara el tamaño o se agregaran nuevos elementos, como por ejemplo el envoltorio «para evitar que los consumidores se sintieran defraudados».

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