Del gran apagón al desabastecimiento
Miedos y engaños después de la pandemia
¿La vuelta a la normalidad tras la pandemia es posible o deberemos afrontar catástrofes como un gran apagón? ¿Nos quedaremos sin regalos de Navidad? ¿El precio de la energía subirá sin parar? Las nuevas amenazas a nuestro bienestar se nutren de una mezcla de información y falsedades que conviene aclarar.
El titubeante regreso a la vida anterior a la irrupción de la covid-19, con avances y retrocesos en el control de nuevas infecciones, convive con nuevos temores que debe afrontar una ciudadanía exhausta con una salud mental maltrecha, como consecuencia del trauma colectivo que ha supuesto la pandemia.
La sensibilización a nuevos peligros que alteren nuestras vidas tras las dificultades ya vividas por la propagación del SARS-CoV-2 predisponen al miedo, la incertidumbre, la angustia y la ansiedad, sentimientos que nos hacen más vulnerables a la desinformación, como ponen de manifiesto distintas investigaciones.
En este contexto se han expandido algunas creencias con fundamento real pero distorsionadas por falsedades, exageraciones y engaños.
El temor a un gran apagón
Una campaña del Gobierno austriaco para instruir a su ciudadanía sobre cómo comportarse durante un apagón eléctrico generalizado -secundada por iniciativas similares en Alemania y Suiza- ha causado en España una ola de inquietud puesta de manifiesto en las redes sociales y en el aumento de la venta de productos como hornillos y cocinas de gas.
Ese desasosiego ha sido incentivado por publicaciones virales que han exagerado y tergiversado los riesgos de que se experimente una interrupción energética a gran escala.
¿Cuál es la situación real?
Tanto los expertos como el Gobierno de España descartan la posibilidad de que se produzca un gran apagón en el país.
"Las posibilidades de que podamos tener un gran apagón o una crisis de suministro en España son muy reducidas", según explicaba a EFE el responsable del Programa de Clima y Energía del Real Instituto Elcano, Gonzalo Escribano, en una entrevista.
Añadía que el país cuenta unas "reservas estratégicas y operativas para más de 40 días".
Otros factores que subrayan los expertos es que España tiene las fuentes de suministro energético muy diversificadas y cuenta con alternativas y acuerdos que le garantizan la importación de gas.
En esos aspectos coinciden Escribano y Natalia Fabra, catedrática de Economía de la Universidad Carlos III de Madrid.
Durante su intervención en un programa especial de la Cadena SER dedicado a analizar la desinformación sobre este asunto, Fabra indicaba: "El sistema eléctrico español está sobredimensionado para que incluso en situaciones extremas haya siempre capacidad de generación para cubrir la demanda".
En diferentes entrevistas en TVE y Onda Cero, la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, también ha negado que España pueda sufrir un apagón eléctrico próximamente.
Casos distintos
Entonces, ¿por qué Austria ha emprendido esta campaña?
Fuentes de la Embajada en España de este país confirman a EFE que "el objetivo del Ministerio de Defensa es concienciar a la población austriaca acerca de la posibilidad de un apagón eléctrico de larga duración" y "generalizado".
Pero, según expone Escribano, "el caso español no es como el de Austria, cuyas reservas están en un nivel bajo, no tiene capacidad de abastecerse por GNL (gas natural licuado) y es muy dependiente de un tubo (gasoducto) que le llega de Rusia pasando antes por muchos países".
"Ese país es normal que esté preocupado", agrega.
Ribera también ha diferenciado ambos casos, al subrayar el aislamiento del sistema eléctrico español frente a la interconexión austriaca.
Crisis de suministros
La progresiva reactivación económica mundial con el crecimiento de la demanda de suministros industriales y las dificultades en el transporte de mercancías han causado grandes dificultades en el abastecimiento de diferentes países, una preocupación de la que se han hecho eco los dirigentes políticos en declaraciones públicas y comentarios en las redes sociales.
El alcance de esta preocupación es mundial, como muestran comentarios y memes engañosos en el Reino Unido y varios países latinoamericanos.
¿Cuál es la situación real?
De acuerdo con la opinión de empresarios y expertos consultados por EFE, la crisis se debe a una "tormenta perfecta" en la que se han combinado problemas en el transporte, el alza del precio de las materias primas y de la energía y la falta de componentes esenciales, como los microchips.
Según estas fuentes, citadas en una información publicada el 10 de noviembre, se trata de una situación "de extrema complejidad" que "va para largo" y que es consecuencia directa de la pandemia de la covid-19, que en 2020 paralizó la actividad mundial, provocando una auténtica convulsión en las cadenas de producción y que podría durar hasta bien entrado 2022.
Otra información más reciente, difundida por EFE este miércoles, recogía la alarma creada por esta situación entre los comerciantes, que ya notan la falta de algunos productos y temen que el problema aumente en la campaña de Navidad, con más escasez de artículos y el encarecimiento de los productos.
Precios disparados
La preocupación por la posibilidad de un gran apagón se ha visto acrecentada por el aumento de los precios de la electricidad con una escalada continua durante 2021, un incremento motivado, entre otros factores, por el alza del coste del gas.
Son subidas que han ido acompañadas de otras, como las de los carburantes, lo que ha llevado a la inflación a cifras muy elevadas, en las que también han tenido su influencia la crisis de suministros.
Estos precios disparados han motivado un debate ideológico sobre el peso de los impuestos y la responsabilidad de los últimos gobiernos en ese encarecimiento.
En las redes sociales se han publicado montajes fotográficos con comparaciones falsas de los precios de los carburantes que subrayan la carga impositiva en su coste final.
¿Cuál es la situación real?
El encarecimiento de la energía es un problema internacional con consecuencias para el poder adquisitivo de los ciudadanos.
La tasa de inflación anual de la eurozona subió siete décimas en octubre con respecto a septiembre y se situó en el 4,1 %, mientras que la de la Unión Europea escaló ocho décimas hasta el 4,4 %, según confirmó este miércoles la oficina de estadística comunitaria, Eurostat.
La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, había afirmado dos días antes que la inflación en la eurozona se moderará en 2022, pero tardará más de lo esperado en bajar y, si los precios de la energía siguen subiendo o persisten los problemas en los suministros, la tasa podría seguir alta más tiempo del esperado.
En Estados Unidos, el presidente, Joe Biden, pidió este miércoles a la Comisión Federal de Comercio que investigue si los precios de la gasolina están subiendo en su país debido a una "conducta ilegal" de las grandes compañías de petróleo y gas.
En lo que se refiere a las consecuencias que puede tener esta situación sobre el crecimiento económico, el temor de los analistas es que el aumento de la inflación se mantenga en el tiempo y lastre la recuperación.
En este sentido, el 8 de noviembre, los ministros de Economía y Finanzas de la eurozona, el Eurogrupo, admitieron que el aumento de la inflación es "un poco más persistente" de lo anticipado, aunque seguían considerando que se trata de un fenómeno temporal.