Enrique Curiel A LA ÚLTIMA
La ruta de la guerra
Perdamos cualquier esperanza. La guerra de EE. UU. contra Irak para derribar a Sadam Husseim es inevitable, la decisión se adoptó hace muchos meses y está vinculada a las necesidades energéticas para el mundo industrializado en los próximos cincuenta años. Será una guerra por el control de las materias primas esenciales camuflada como una batalla contra el terrorismo. Si acaso, el atentado del 11-S, incrementó la preocupación de determinados círculos políticos y económicos de Washington en el sentido de que el mundo industrializado pudiera perder el control político de los países de Oriente Medio que guardan una buena parte de las reservas totales mundiales de gas y petróleo. Las experiencias de Irán desde 1979, de Irak desde 1990, de Afganistán con los talibanes y la inestabilidad creciente del régimen corrupto de Arabia Saudí, producen escalofríos. El espectro de Ben Laden desestabilizando los gobiernos de países productores provoca insomnio permanente en la Casa Blanca, en el Pentágono y en Wall Streat. Desde éste punto de vista se explica la prioridad que la situación de Venezuela y Colombia adquiere para la Administración de Bush, propiciando, incluso, otro inmediato golpe de Estado en Caracas con la injustificable colaboración de la socialista Acción Democrática, el partido de Carlos Andrés Pérez. Mariano Garzo, catedrático de Geología de la Universidad de Barcelona, ha elaborado un excelente trabajo que expone algunas conclusiones que se pueden traducir al escenario geopolítico. Así, el golfo Pérsico y los países que lo integran -Arabia Saudí, Irak, Kuwait e Irán- se convierten en el centro de gravedad del tablero político global al disponer del 65% de las reservas totales con una duración prevista de 86,6 años. Latinoamérica, sumando México y Brasil a los ya citados, retiene el 9,1% de los recursos, con una duración de 38 años. Rusia posee el 7,8 de los recursos para 21 años; Africa -Angola, Nigeria, Sudán, Chad- posee el 7,3% para 27 años; la región Asia- Pacífico, dispone de 4,2 % para 15 años y Estados Unidos mantiene un 6,1% con una duración de 13 años. Y por último, en Europa, que poseemos sólo el 1,8 de las reservas con una duración para 7 años. Así las cosas, nos acercamos a una evidencia: Bush desencadenará una guerra de saqueo para controlar el granero energético y las rutas de acceso a estos recursos.