El artista colombiano Juanes actuó anoche, ante un Palacio de Deportes con medio aforo, en una convocatoria musical en la que brilló con luz propia el argentino Coti Sorokin
Tibia fiesta latina
Pocas veces se ha visto un telonero tan efectivo. El músico argentino Coti Sorokin fue despedido con gritos y aplausos, tras ofrecer un discurso sonoro claramente emparentado con el de sus colegas Ariel Roth y Andrés Calamaro, que caló hondo en una audiencia dispuesta a participar activamente desde el principio. Tras una larga pausa, demasiado larga, el ánimo volvió a alcanzar las más altas cotas, con la irrupción del cantante y compositor colombiano Juanes sobre el escenario. Con un efectivo juego de luces, con una pobre puesta en escena, en la que no había ni una pantalla de vídeo, el ganador de tres Grammys ofreció su brillante repertorio luchando contra la inevitable reverberación del recinto. Una vibrante actuación en la que repasó los temas contenidos en sus dos álbumes publicados, Fíjate bien y Un día normal. Canciones como La paga, Mala gente, La fotografía, Al despertar, La historia de Juan o la archiconocida A Dios le pido, encendieron los ánimos de un público que se rindió incondicional colombiano. Especialista en fusionar ritmos latinos con sonoridades pop, dio muestras de su talento compositor e interpretativo ofreciendo un recital rítmico en el que se adivinaban elementos inherentes a sus raíces musicales. Cumbia, vallenato, salsa, y pinceladas de música guasca o de carrilera, conformaron una excitante banda sonora llena de ritmo y energía. Aunque el Palacio no se llenó y hubo evidentes fallos de sonido, no por culpa de las espléndidas bandas que acompañaban a ambos artistas, el público allí reunido disfrutó por partida doble de una convocatoria con inequívoco sabor latino.