John Fitzgerald Kennedy tomaba ocho medicamentos al día para combatir el dolor de espalda, el mal de Addison, problemas digestivos, estimulantes, hormonas y pastillas para dormir
Las dolencias del presidente
John Fitzgerald Kennedy llegó a tomar ocho medicamentos distintos al día para combatir el dolor y la ansiedad, según registros médicos del asesinado presidente de EE.UU. difundidos ayer por el diario The New York Times. Bien conocido fue durante su presidencia (1961-63) que Kennedy tenía fuertes dolores de espalda y tras su asesinato en diciembre de 1963 se difundió que estaba aquejado de serios problemas digestivos y del mal de Addison, una disfunción de la glándula suprarrenal. Pero las nuevas informaciones, recopiladas por el historiador Robert Dallek, quien tuvo acceso a los informes médicos sobre Kennedy en sus últimos ocho años de vida, revelan que tomó con regularidad anti-analgésicos, hormonas, estimulantes y pastillas para dormir. Dallek, quien está trabajando en una biografía que se publicará el año próximo (Una vida inacabada: John F. Kennedy, 1917-1963), afirmó que el presidente recibió un tratamiento hormonal, cuyas dosis se incrementaban en momentos especiales de estrés. El historiador cita momentos como la crisis de los misiles con Cuba en 1962, que puso al mundo al borde de una guerra nuclear entre EE.UU. y la Unión Soviética, en los que Kennedy era fuertemente medicado, lo que, según aseguró Dallek, no alteró su capacidad intelectual. En ese momento, el presidente tomaba antiespasmódicos para combatir una colitis, antibióticos a causa de una infección del tracto urinario y dosis extra de hidrocortisona y testosterona para controlar su deficiencia suprarrenal e incrementar su energía. Los informes revelan también que Kennedy estuvo hospitalizado por problemas digestivos y de espalda en Nueva York y Boston en al menos nueve ocasiones antes de su presidencia, entre 1955 y 1957, un periodo en el que fue senador por Massachusetts. Ya en el cargo, en diciembre de 1962, y después de que su esposa Jacqueline le dijera que parecía deprimido a causa de los antiestamínicos que tomaba para la alergia a varios alimentos, tomó Stezaline, un medicamento que se prescribe contra la ansiedad. A eso se le sumaron en años posteriores, codeína, Demerol y metadona para el dolor, un estimulante llamado Ritalin, meprobamato para la ansiedad, barbitúricos para dormir, hormonas para la tiroides e inyecciones de gammaglobulina, un derivado de la sangre utilizado para combatir infecciones. La información señala que los dolores de espalda que sufría el presidente al tener fracturadas tres vértebras a causa de una osteoporosis, lo que le impedía incluso atarse los cordones de los zapatos sin ayuda, fueron mayores de lo que se pensó hasta ahora. En multitud de ocasiones, tuvo que ser inoculado con procaína para poder aguantar de pie dar una conferencia de prensa. Según esta investigación, el ex presidente de Estados Unidos John F. Kennedy estaba más enfermo de lo que se pensaba antes de ser asesinado en 1963. El historiador Robert Dallek, quien trabaja en una nueva biografía de Kennedy, tuvo acceso a los documentos médicos de los ocho últimos años de vida del mandatario. Durante la crisis de los misiles con Cuba, en 1962, Kennedy tomaba medicamentos contra los espasmos que le producía una infección en los intestinos, antibióticos a causa de una infección urinaria, así como testosterona y cortisona para mantener bajo control la enfermedad de Addison. Sin embargo, los documentos muestran que la capacidad de decisión de Kennedy no se vio alterada por los medicamentos.