Secuencia de crímenes horribles
alfonso garcía
Madrid, 1834. Tiempo de cólera, una epidemia «que asola la ciudad desde hace un mes» y «es como una de las plagas bíblicas, un asesino invisible en lugar de langostas, lanzado por Dios a modo de castigo porque los más miserables han dejado de mirar a la Iglesia como a la única madre». Pero también algo más que aterroriza a los habitantes de la capital: «La Bestia está aquí»: primero una niña, después otras aparecen asesinadas y desmembradas. Un periodista, Diego, piensa que «esa Bestia no es más que un hombre»: esas niñas muertas tenían clavada en la boca una pieza de oro con dos martillos cruzados en ella, que todo el mundo codicia y por la que algunos están dispuestos a matar. La ciudad, desolada, «se ha convertido en una locura». Ira, estupidez, crueldad, destrucción…
El periodista «sabe que nunca encontrará las palabras justas para describir este horror. Su talento no llega tan lejos». El asunto se complica más, si cabe, cuando desaparece la pequeña Clara, hermana de Lucía, un personaje sobre el que gravitan elementos esenciales de la narración. Diego aspira a que la muerte de las niñas no caiga en el olvido. Junto con Donoso, un policía tuerto, la propia Lucía y otros personajes que se van incorporando a la acción —caso de fray Braulio— inician una frenética cuenta atrás para encontrar a la niña con vida. No contaré el desenlace, tan dependiente de numerosos hechos que aparecen en el desarrollo narrativo. Es asunto del lector.
Y más en esta novela que atrapa desde el primer momento y crea en el lector una inquietud por conocerlo, razón de no abandonar la lectura, sustentada además en el ritmo intenso de la narración y la agilidad de la prosa. Descripciones conmovedoras pero precisas, engranaje medido de situaciones e historias incorporadas en un amplio abanico que enriquecen la trama y generan tensión constante.
He de subrayar la magnífica creación de la atmósfera de un ambiente sórdido de pobreza, dolor y sufrimiento, en el que también adquieren entidad el trasfondo político (carlistas/isabelinos), las supersticiones mantenidas durante siglos… Una lectura muy gratificante, por intensa además, en definitiva.