El suicidio causa el doble de muertes que el tráfico
Medio centenar de víctimas al año en León. El suicidio de la actriz Verónica Forqué ha puesto luz sobre un problema de salud pública que se cobra casi el doble de vidas que los accidentes de tráfico cada año. Profesionales de la salud mental y asociaciones de supervivienes reclaman campañas de sensibilización y recursos.
La muerte trágica de Verónica Forqué disparó las llamadas al Teléfono de la Esperanza. Personas desesperadas y ciudadanos con ganas de ayudar han mantenido el teléfono sonando desde hace cuatro días. La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce que el suicidio es una prioridad para la salud pública.
Pero la prevención y atención específica al suicidio está en mantillas. En Castilla y León, la Consejería de Sanidad acaba de presentar un plan estratégico, aunque aún no hay nada concreto en marcha. Los suicidios se cobran cada año alrededor de medio centenar de personas en León, casi el doble que accidentes de tráfico.
Para ver la dimensión del problema es necesario aportar los datos estatales. Los suicidios han crecido un 16% en lo que va de siglo. De los 3.393 casos que se registraron en el año 2000 en España, en 2020 se alcanzó la cifra de 3.941 muertes autoprovocadas.
El aumento del 7,3% de las personas que se quitaron la vida entre entre 2019 y 2020 ha dejado claro el estrago causado por la pandemia. Y evidencia que en épocas críticas, la tendencia al suicidio aumenta. La evolución de casos desvela que 2014, en plena crisis económica, se produjo otro pico elevado de 3.910 suicidios.
Por el contrario, la cifra de muertes en accidentes de tráfico ha bajado de 6.098 víctimas en el año 2000 a las 1.463 de 2020. Los suicidios suponen ya más del doble de víctimas que los siniestros en la carretera, un dato que enarbolan las organizaciones que trabajan con supervivientes y familiares, como el Teléfono de la Esperanza. El punto de inflexión en que las víctimas mortales de accidentes de tráfico son menores que las de los suicidios es 2012, después de varios años del carné por puntos y campañas de sensibilización a veces polémicas por su dureza.
Triple de hombres que mujeres
Salud Mental España destaca que la mortalidad por suicidios en el mundo —800.000 casos al año— supera a las muertes en guerras y homicidios. Y llama la atención sobre dos cifras particulares: por cada mujer que se quita la vida, hay tres hombres que se suicidan. Afecta de forma más acusada y alarmante a las personas más de jóvenes: entre jóvenes de 15 a 29 años es la segunda causa de muerte.
«El suicidio es el mayor problema de salud pública en Europa, con una tasa de prevalencia de 11,93 por cada 100.000 habitantes», subraya la entidad para añadir que España «es la principal causa externa de mortalidad, duplica a las muertes por accidentes de tráfico». Como punto de interés, hace hincapié en que el riesgo de suicidio se multiplica por 21 entre personas con depresión, por 33 en los trastornos de la alimentación y por 86 en las toxicomanías. Entre las personas con esquizofrenia la probabilidad es nueve veces mayor.
Son cifras tan conocidas como el destrozo que un suicidio produce en el entorno familiar y social donde ocurre. Pero el silencio administrativo y el tabú social ponen una nebulosa sobre el problema. Los profesionales y asociaciones de salud mental y ayuda a supervivientes han puesto sobre la mesa sin que las medidas reluzcan aún.
El vínculo entre trastornos mentales y suicidio, como admite la OMS, «está bien demostrado en países con altos ingresos» pero hay personas que se quitan la vida de manera impulsiva por problemas económicos, ruptura de relaciones o dolor crónico.
«Tenemos que entender el suicidio como un intento de solución. Las personas que tienen ideas suicidas o se suicidan tienen un problema al que solo le ven una solución: morirse», apunta Marta Domínguez, psicóloga del Teléfono de la Esperanza de León. «Esperemos que hagan definitivamente un plan nacional de prevención del suicidio y que este estigma salga a la luz», apunta Mercedes García, presidenta del Teléfono de la Esperanza en León y una voluntaria más.
Gráfico ampliable
«Es muy triste que se tenga que suicidar una artistaza como Verónica para que tomemos conciencia de este problema. Hay que empatizar con las personas que sufren problemas», lamenta Rosa Conde, gerente de AsociaciónSalud Mental León. «Falta escucha» y «hay que acabar con los mitos, el estigma y la culpa» para que las personas que se vean al borde del precipicio sepan cómo y dónde pedir ayuda. Salud Mental Castilla y León ha participado en la Estrategia de Prevención del Suicidio de la Consejería de Sanidad. «Estamos a disposición de la administración, ojalá cuenten con nosotros para poner en marcha programas especializados porque estamos a pie de calle», apunta Conde.
La idea de que el suicidio se puede prevenir debe ser el motor para afrontar este «problema grave de salud de ámbito social». «Pero no se soluciona con una pastilla. Sólo hay solución con recursos profesionalizados y especializados y yendo a los entornos y a dónde están las personas», recalca la gerente de Asociación Salud Mental León. Empresas, asociaciones, medios de comunicación... tienen que tener llamadas de atención. «Es muy triste que una persona se suicide sin pedir ayuda porque está desbordada por el estrés o la presión laboral», señala.
La educación, apostilla, es el pilar básico, pero también hay que hacer campañas de sensibilización, en los colegios, institutos, asociaciones juveniles... Conde no oculta su preocupación por el problema entre los más jóvenes. Cada día acuden a la asociación personas que buscan atención médica o social. El acogimiento, la empatía y la ayuda están en el ADN de las asociaciones, pero faltan los recursos tangibles que miren cara a cara al problema y comprendan a las personas. «El suicidio precisa de un abordaje serio como se ha hecho con la drogadicción, los accidentes de tráfico o la violencia de género», apostilla el forense Ignacio R. Alija Merillas, jefe del servicio de Clínica Médico Legal en el Instituto de Medicina Legal de León.