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León

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De abeto pagano a árbol de Navidad. Los pueblos de Europa del Norte veneraban los árboles. Una vez al año, durante el solsticio de invierno, se reunían para pedir protección a la Natualeza. En el siglo VIII, el papa Gregorio II ordena a Bonifacio evangelizar el norte del continente. Cuentan que al legar, derribó un roble e hizo una ofrenda y que señaló a un abeto, de hojas eimpre verdes, como símbolo de la vida eterna.

El nacimiento de otro dios. En el norte de Europa, sus habitantes celebraban en diciembre el nacimiento de Frey, el dios del sol y la fertilidad. Para festejarlo adornaban un árbol no perenne.

Símbolos colgados en las ramas. Los primeros árboles se adornaron con lo que había: manzanas que simbolizaban el pecado original y velas que representan la luz del bien. Después llegaron las bolas de navidad, que en el árbol representan los planetas o los bienes que da la naturaleza, y las luces, que identifican a las estrellas y la guía. Los lazos simbolizan la unión de las familias y los seres queridos.

El primer árbol de Navidad. Se cuenta que la costumbre de adornar el árbol de Navidad tal como lo conocemos actualmente surgió en Alemania, en 1605. A Finlandia llegó en 1800, en Inglaterra se hizo tradición a partir de 1820 aunque lo popularizó sobre todo la casa real inglesa cuando en 1841 el príncipe Alberto, esposo de la reina Victoria, colocó uno en el castillo de Windsor. A España llegó en 1870.

España, una tradición no tan nueva. La costumbre de adornar el árbol llegó a España en 1870. La importó Sofía Troubetzkoy, una princesa rusa que había enviudado del duque de Monry, hermano por parte de madre de Napoleón. Se casó en segundas nupcias con José Osorio y Silva, marqués de Alcañices, un aristócrata que apoyó la restauración borbónica que permitió reinar a Alfono XII. Sofía colocó e la Navidad de 1870 un árbol adornado en su palacio de Alcañices, en el Paseo del Prado esquina con la calle Alcalá, ahora desaparecido.

Por qué el 24 de diciembre. Los pueblos paganos creían que la noche del 24 al 25 de diciembre nacía el dios del sol. Es el mes en el que los días empiezan a crecer, el mes del solsticio de invierno. Para convertir a los pueblos paganos al cristianismo, la Iglesia Católica fijó esa misma noche del 24 de diciembre como el momento del nacimiento de Jesús y fusionó así ambas creencias.