Ayuntamientos, pescadores y vecinos critican la falta de medios de limpieza

Prestige. La carencia de barreras para frenar las manchas de fuel, que avanzan empujadas por un fuerte temporal hacia la Rías Bajas y la poca información que reciben los afectados levantaron airadas críticas contra las administraciones central y autonómica, mientras las cofradías se organizan de manera precaria para impedir que el combustible arruine su medio de vida. Al mismo tiempo, la mancha de fuel se encontraba ayer a una milla de la Torre de Hércules. Miembros de Protección Civil y de los Bomberos de La Coruña están trabajaban ayer para colocar una barrera anticontaminante en la playa de San Amaro, después de que la que habían instalado hace unos días se rompiese por acción de la marea. En esta ocasión, la barrera es más fuerte, según indicaron. Fuentes municipales confirmaron que recibieron un aviso «urgente» de la Delegación del Gobierno en Galicia para que procediesen a su instalación. Donde no se colocarán las barreras será en las playas del Orzán y Riazor porque no se dispone de ellas. Aún así, tampoco se cree que pudieran soportar el fuerte oleaje. Los pescadores están nerviosos e indignados. Mientras toneladas de fuel avanzan hacia la costa gallega, los hombres de la mar critican que apenas reciben información por parte de las autoridades competentes y que las pocas reacciones para frenar el avance del fuel las están tomando ellos mismos organizados en una comisión compuesta por las distintas cofradías de zona. «No nos informan de nada, nos enteramos de todo por la televisión y por llamadas que nos hacemos unos a otros desde tierra o mar», aseguraba este jueves Genaro Amigo, patrón mayor de Malpica. El responsable de los pescadores de la localidad criticaba la falta de previsión de cara al futuro. «Las barreras para el fuel aguantarán lo que puedan, pero si las rocas quedan impregnadas de petróleo el marisqueo estará parado al menos un año. Parece que de eso nadie se da cuenta», dijo. La marea negra ha llegado, además, en el peor de los momentos, justo antes de Navidad. Como explicaba Amigo, estos días son cruciales en la vida de los pueblos de la costa de la Muerte, lo que va a incrementar la «ruina de los pescadores». «Somos 500 personas directamente empleadas en la mar, aunque en realidad todo el pueblo vive de ello, no van a ser unas buenas fiestas», aseveró. En este mismo sentido se expresó el alcalde de Noia, Rafael García Guerrero. «Me da risa. Las fotos del Meteosat las vemos en los periódicos, aquí no llega ni un triste parte meteorológico y las cofradías y los voluntarios venidos desde todo el país hacen lo que pueden.