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La Pastorada se lleva representando en la provincia leonesa desde tiempos inmemoriales

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León

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pablo rioja

rEs, posiblemente, la obra de teatro popular más representada, un homenaje no solo a la tradición cristiana de la natividad sino a los cientos de personajes anónimos de la provincia leonesa que durante siglos han transmitido la transcendencia pastoril. Siempre desde las raíces que fueron pasando de generación en generación, de las gentes que mamaron la pastorada de sus ancestros y la convirtieron en algo suyo, de los actores sin vocación aparente que merecieron —y merecen— el mayor de los reconocimientos. Cada uno con sus peculiaridades, con sus chascarrillos propios de la zona, sus localismos y sus personajes históricos reconvertidos en actores de una época que transita entre lo antiguo y lo moderno sin que el tiempo pase por ella.

Castigada por la pandemia como casi todo hoy en día, la representación de la Pastorada se ha visto reducida en los últimos años aunque poco a poco regresa a las iglesias, centros parroquiales, casas de cultura, calles y plazas de León. Sus textos —que prácticamente se han transmitido oralmente— recogen el antes, durante y después del nacimiento del niño Jesús pero siempre desde la perspectiva de unos ‘secundarios de lujo’ que narran lo ocurrido desde su particular visión. Cánticos, villancicos populares, rimas, juegos de palabras, diálogos cotidianos del cómo debió ser ese encuentro de los pastores con el ángel que les anunció la buena noticia y su posterior visita al portal... todo concentrado en una obra para la que no se escatima en ilusión sin importar demasiado la puesta en escena aunque, en algunas zonas, el esfuerzo por recrear la Belén del siglo I no tiene nada que envidiar a las grandes producciones. «Aquí lo que importa sobre todo el espíritu», recuerdan.

Haced pastores que suenen, la gaita y el tamboril, que en un portal ha nacido, un hermoso querubín. Tiene el infante los labios, rojos cual bellos claveles y el azul de su mirada, tan dulce como las mieles. Cantad pastores que esta noche es Nochebuena, suenen las gaitas, platillos y panderetas, cantad pastores que ha nacido un querubín, cantad pastores que ya está el niño aquí. Las variantes son tan amplias como los cientos de localidades que representan la Pastorada a lo largo y ancho no solo de la provincia leonesa sino de tantas y tantas zonas del país. Es un momento para la reunión, para celebrar las fiestas navideñas más autóctonas, para darle voz a quienes siempre se mantuvieron en un segundo plano.

Este auto de Navidad le abre la puerta a cualquiera, no importan edades, clases sociales, nivel interpretativo... Es de las grandes tradiciones orales —y ahora también escritas— que se mantienen intactas desde tiempos inmemoriales. Estos días, hasta que los Reyes Magos den por concluidas las fiestas, la Pastorada resonará con más fuerza que nunca.