Nadie puede parar la música
pacho rodríguez
rEl reguetón ha llegado para quedarse. Guste o no, el estilo se convierte en homogéneo, sobre todo en los nuevos canales de distribución musical. Pero cierta resistencia consigue que salgan a la luz otras propuestas. Entre el clasicismo atrevido de lo próximo de Elton John, por ejemplo, o los grupos que siguen parámetros independientes, nadie puede para la música. Los estilos urbanos son los preferidos de los gurús del negocio, pero siempre habrá una nueva canción convencional que enamore. Y ya puestos a analizar, aunque haya mucho hater que se hace ver para decir que esta revolución de los ritmos latinos se aleja de la calidad, en búsqueda del consenso se podría decir que ya Juan Luis Guerra conseguía ser una estrella pop aunque luego tirara para sus célebres éxitos de la música de raíz. El debate está servido, por supuesto. Y puede que la conclusión solo pase por una redefinición tanto de la oferta musical como de su consumo y que volverá a satisfacer a todos.
La escena nacional actual cuenta con varios valores que toman el relevo de lo que se oirá en los próximos años. ¿Qué tienen que ver Rozalén, Maika Makovski o Zahara? Tal vez, en apariencia poco. Pero las tres comparten que se han convertido a pico y pala en referentes de la música actual.
Carlos Núñez podría ser una explicación de cómo la globalización musical sí puede ser positiva. Desde la veteranía devuelve los sonidos del folk de su ‘A Irmandade das Estrelas’ en una celebración que contiene disco y gira. Café Quijano, desde León, volverá a sonar con esa presencia marca de la casa. Feroe, esto es, Miryam Gutiérrez, reaparece con un disco joya que desde la más estricta independencia y libertad es una buena noticia para los que buscan algo más. También en España, Quique González o Leiva son guardianes del rock para todos.