«Guzmán el Bueno es un héroe leonés universal»
Afrodisio Ferrero dedica un libro a la historia del defensor del sitio de Tarifa
El catedrático de Historia Juan de Contreras, marqués de Lozoya, le dijo: «Siendo leonés, deberías escribir un libro sobre tu paisano Alonso Pérez de Guzmán». El escritor y jurista Afrodisio Ferrero recordó aquella recomendación cuando, años después, oyó a una guía explicar a los turistas que Guzmán el Bueno había nacido en Sevilla. Fue así como se animó a investigar sobre un personaje tan conocido como poco documentado.
El punto de partida fue una monografía sobre el héroe de Tarifa, del expolítico Alejandro Valderas, que Ferrero devoró con fruición en la Biblioteca Domínguez Berrueta. Durante dos años recopiló en archivos y bibliotecas todo libro y documento relacionado con este «héroe leonés universal», como lo define el autor de Guzmán el Bueno. La grandeza de un héroe (Ediciones Unión Leonesa), que acaba de llegar a las librerías. Pero antes, publicó en este periódico una serie de artículos sobre Guzmán el Bueno, a modo de anticipo, y algunos lectores le enviaron documentación y bibliografía.
Admite el escritor que se ha «encariñado» por completo con el personaje. Aparte de la conocida gesta de Tarifa, Alonso Pérez de Guzmán es un perfecto desconocido para la mayoría de los leoneses. Había nacido en León el 23 de enero de 1256, en una ciudad de apenas 5.000 habitantes. Y pese a ser hijo ilegítimo, su padre se interesó siempre en su educación y formación, orientándola al aprendizaje de las ‘artes de la guerra’. Su hermanastro, Alvar Pérez de Guzmán, censuró públicamente su condición de bastardo ante la corte de Alfonso X. Como ni el rey ni ningún caballero salió en su defensa, el héroe leonés decidió cambiar de señor y se trasladó al reino de Fez —sin faltar a la lealtad a Alfonso X, circunstancia que puso de relieve su condición de «buen vasallo»—.
Su padre era Pedro Núñez de Guzmán, Adelantado Mayor de Castilla durante los reinados de Fernando III el Santo y Alfonso X el Sabio; y su madre, una dama leonesa llamada Isabel Alonso, que falleció en el parto. Según cuenta el libro, los amoríos entre Pedro Núñez e Isabel tuvieron lugar siendo el padre de Guzmán viudo de su primera esposa. Finalmente, en lugar de desposar a Isabel, partió a la conquista de Jerez de la Frontera.
A los seis años, Guzmán fue enviado a Burgos, donde aprendió las primeras letras. Después, recibió una sólida educación en gramática, retórica y oratoria durante seis años en el Monasterio de Sandoval. «Eso impregnó su carácter para siempre», sostiene Ferrero. A los dieciséis años su padre le regaló un caballo, al que puso por nombre Sandoval. Con su montura se trasladó a la montaña leonesa, donde se preparó para ser escudero. Allí practicó equitación y se ejercitó para ser armado caballero. A los 19 años se enroló en una hueste del señor de Vizcaya que partía hacia Sevilla y en el camino libró su primera batalla frente a tropas de benimerines.
La vida de Alonso Pérez de Guzmán —recuerda Ferrero— transcurrió en plena guerra de la Reconquista, una biografía repleta de gestas, «llenas de valentía y heroicidad». Falleció como él deseaba: en el campo de batalla. En concreto, en las cercanías de la sierra de Ronda, el 19 de septiembre de 1309, a la edad de 53 años. Fue enterrado en Santiponce.