Más formación, menos dolor
Un estudio en la que participa León demuestra que el resultado de la tecnología contra el dolor varía según la capacitación médica
CARMEN TAPIA
LEÓN
Un estudio coordinado y realizado por la Red Española de Investigadores en Dolencias de la Espalda (Reide) con datos de 9.023 pacientes atendidos en la práctica clínica habitual del Sistema Nacional de Salud, cuantifica la diferencia de los resultados clínicos que obtiene una misma tecnología sanitaria en función de cuál sea la formación del médico que la aplique, una vez ajustado el pronóstico por las características de la dolencia en cada paciente. En esta investigación ha participado el profesor de la Universidad de León, Jesús Seco Calvo, del Ibiomed. En el análisis de los datos se han incluido las historias de 614 pacientes del
Complejo Asistencial Universitario de León (Caule), del Hospital de Universitario del Bierzo, del Centro de Salud de Cistierna, en Prioro, y Trobajo del Camino y el gabinete de Fisioterapia Roberto Blanco, y la colaboración de las doctoras Mariví Casares y Mª José Fermiñan. «Nuestra participación fue esencial en el diseño del estudio, en la recogida de datos, planificación y periodización de la investigación, en el análisis y discusión de resultados», explica Jesús Seco. Según los resultados, dos pacientes con el mismo pronóstico pueden tener una diferencia de entre el 25% y el 38% en la probabilidad de experimentar una mejoría clínicamente relevante si son tratados por médicos con diferente formación, aunque sólo entre el 2% y el 3% de la variabilidad es atribuible al médico. Si son médicos en formación, la probabilidad de mejoría puede variar en hasta el 70%, y la diferencia atribuible al médico se incrementa hasta el 8%. «La expresión ‘el cambio del médico’ puede entenderse como que esa variación se produce si un paciente cambia de médico (pero que no la hay si el paciente no se cambia) y no es esa la idea, los que mejoran o empeoran son los pacientes, eso significa ajustar por el pronóstico del paciente».
El profesor Jesús Seco Es absolutamente conveniente que todas las tecnologías intervencionistas se sometan a este proceso de evaluación, particularmente en las que las habilidades individuales del profesional sanitario son determinantes, como la cirugía o cualquier otra tecnología invasiva. Lo que está en juego es la salud de la persona».
Este estudio demuestra que se puede evaluar la curva de aprendizaje de una tecnología sanitaria cuantificando los resultados que cada médico va obteniendo durante su proceso de formación, para comprobar que su nivel de preparación al terminar ese proceso es el adecuado. «A su vez, esta labor requiere que previamente se haya definido cómo establecer un pronóstico fiable e individualizado de la respuesta de cada paciente al tratamiento aplicado, para después poder cuantificar la variación de su evolución que es atribuible al médico que lo ha aplicado».