Diario de León

Burgos recupera la tradición que rememora los Santos Inocentes y que se remonta al siglo XV en la que un niño de 9 años pide que no se pierda la mirada inocente para evitar el hambre y la guerra

El Obispillo

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Efe - BURGOS.

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El niño de 9 años Alvaro Ruiz, en calidad de «Obispillo», tradición que se rememora en Burgos el Día de los Santos Inocentes, y se remonta al siglo XV, aseguró que si el ser humano «no perdiera la mirada inocente de los niños» no habría en el mundo gente que muriera de hambre, frío, enfermedades o guerras. Alvaro Ruiz, ataviado con el traje propio de los obispos, dijo desde el balcón del Ayuntamiento, desde donde se dirigió a todos los burgaleses. El Obispillo sostuvo que todas estas calamidades podrían solucionarse si el hombre «no perdiera nunca la mirada inocente de los niños». El Obispillo, acompañado de la Escolanía de Puericantores de la Catedral de Burgos, fue recibido por el alcalde, Angel Olivares, a quien pidió que se concluyan obras tan esperadas por todos como el Museo de la Evolución Humana, el desvío ferroviario o el aparcamiento de la Plaza Mayor. Hizo especial referencia a la necesidad que tienen la ciudad de un auditorio, porque, según precisó, es mucha la gente que se dedica a la música que tiene que depender de la buena voluntad de las instituciones y particulares. El niño, montado en un caballo blanco, recorre varios puntos de la ciudad, imparte bendiciones y pronuncia discursos ante las autoridades civiles y religiosas que, siempre, le escuchan con atención y respeto. La tradición estuvo vigente hasta el siglo XX y tras desaparecer fue recuperada hace dieciséis años. Según Luis María Corbi, director de la Escolanía de la catedral, el Obispillo expresa la representación de una inocentada antes burlesca y ahora desde el respeto.

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