Parásitos en las momias de los infantes
La revista de la Sociedad Americana de Parasitología publicó en el año 2003 los resultados de la investigación desarrollada por los profesores de la Facultad de Veterinaria Hidalgo-Argüello, Díez Baños y Fregeneda Grandes. El artículo se tituló Análisis parasitológico de la realeza leonesa y en él se reflejaron los resultados de la investigación desarrollada sobre los cuatro cuerpos reales momificados: doña Sancha y los infantes María, Fernando y Leonor. Los restos se encontraron en
buenas condiciones debido a que
los cuerpos sufrieron una momifi
cación instantánea. El porqué hay que buscarlo en las condiciones atmosféricas de ventilación y baja humedad así como en el rápido proceso de conservación que se produce en los cadáveres infantiles.
Entre las muestras que se consiguieron de los restos reales (huesos, ropa, cabellos y dientes, así como polvo y tierra de la piedra), se encontraron huevos y restos de ácaros, unos insectos propios de climas áridos.
En la cavidad abdominal de los
cuerpos momificados de los infantes Fernando y María se halló un gran número de huevos de ascaris lumbricoides. Las infecciones causadas por este agente pueden ser mortales y la causa de patologías muy graves. La migración de las larvas a través de los pulmones es, en ocasiones, el origen de hemorragia pulmonar y, además, se puede producir una inflamación acompañada de edema. El resultado de la acumulación de estos fluidos en los
pulmones lleva a la enfermedad conocida con el nombre de neumonía ascárea, que resulta mortal. El gran tamaño que tenían los
gusanos adultos también puede
generar muchos problemas especialmente si éstos bloquean el
tracto gastrointestinal.
El parásito tiene la capacidad de viajar dentro del intestino delgado y nada puede pararlo, pudiendo ser la causa de una peritonitis.
Asimismo, en la cavidad abdominal del infante Fernando se encontraron huevos de Trichuris trichuria, una parásito que puede
vivir en el cuerpo humano entre
cinco y ocho años. Las patologías que puede originar este huésped —especialmente en los niños— son causa de problemas gastrointestinales (dolores abdominales, diarrea y prolapso rectal), así como de un posible restraso en el
crecimiento.
Entre las muestras recogidas en las cavidades torácicas de los infantes no se hallaron parásitos y no se observó ninguno en los restos.