fusión vasco-leonesa

Olor, texturas y sobre todo sabor. Cruzar las puertas del restaurante Alma en Benavides de Órbigo es encontrarse con un mundo culinario particularísimo creado por Juan Manuel Martínez, Juanma. Un leonés que se metió a los fogones con solo 17 años y que tras montar más de veinte restaurantes por toda España y Portugal para una empresa decidió parar y desarrollar todo su arte primero en Pamplona y después en el Órbigo. Un disfrute para los sentidos que llega con productos frescos, de huertas propias, de la tierra y el mar, y se aderezan con todo un repertorio de buen hacer y toques personales e innovadores. Al igual que en La Barca, el otro local del mismo dueño en Veguellina, la fusión vasco-leonesa es santo y seña también en Alma. Dos polos de atracción para quienes quieren comer excelente, quedar satisfechos y optar nada menos que a 25 primeros y 25 segundos. «Quien venga puede comer casi durante un mes sin repetir un plato», señala Juanma. En Alma se respira la misma esencia que en su hermana La Barca en un establecimiento reformado por completo y con mimo junto a las piscinas, que ofrece un ambiente agradable y capacidad para 120 comensales. La primavera es tiempo de espárragos, alcachofas, guisantes y habitas que trae de la huerta navarra, y en la carta actual se están dando los coletazos a la caza leonesa (liebre, corzo, jabalí y pichones). Como postre, raviolis de piña y coco con fruta de la pasión, del que venden «toneladas», reconoce. En la cocina de Alma el protagonista indiscutible siempre es el producto local, con el que se elaboran exquisiteces como los buñuelos de morcilla o el arroz leonés, el favorito de muchos por su combinación de callos, patas y morro bien picaditos. Carne y los pescados a la brasa completan una increíble oferta gastronómica, variadísima y que ahora también ha hecho un hueco a la trucha del Órbigo.