El teatro, vocación e impulso
alfonso garcía
Dice Andrés Soria en la magnífica Introducción que «lo teatral obedece en García Lorca a un impulso primario». Los testimonios apuntan en esa dirección. Y la realidad, naturalmente. Porque si es cierto que algunas de sus obras teatrales –Bodas de sangre, Yerma, La casa de Bernarda Alba… —son conocidas y gozaron y aún gozan de éxito, en algunos casos ya clamoroso en el estreno, Lorca, según Pablo Neruda, «era infatigable en la creación, en la experimentación». Quien lea este Teatro completo —en el que también se recogen títulos inconclusos y la música que compuso para algunas de sus obras—, apoyado en la visión expositiva que nos ofrece Soria Olmedo, descubrirá a uno de los dramaturgos más grandes que han tenido nuestras letras, cuyo gran empeño siempre fue la renovación de la escena española. El teatro, creo que habría de aplicarse a toda su obra literaria, fue para el escritor granadino una vocación. Construidas algunas de sus obras a partir de un poema, una leyenda…, y con la colaboración, entre otros, de Dalí –escenografía y vestuario-, Manuel de Falla –acompañamiento musical-, el proceso de creación fue atravesando diversas etapas a lo largo del tiempo. La estancia en Nueva York le permitió descubrir obras vanguardistas y tomar distancia para reflexionar sobre el porvenir del género, concentrándose en los últimos años en la idea del teatro como herramienta de educación del pueblo.
Como siempre, es necesario subrayar la impecable edición de la «Biblioteca Castro»: limpieza textual, rigor en la edición, propuestas atractivas… Su catálogo se ha convertido en una referencia inevitable de la cultura, de forma muy concreta de los grandes e imprescindibles nombres de la literatura española. Un tesoro.