La trashumancia se reivindica en París

París bien vale una misa y en tiempos de emergencia climática el glamour de la capital de la luz ha dado paso a las ovejas y sus humildes pastores por los grandiosos Campos Elíseos y el Arco de Triunfo que Napoleón erigió para conmemorar la batalla de Austerlizt.

Las ovejas desfilaron por la avenida más famosa del mundo con motivo de las Folies Béarnaises. En son de paz y en animada fiesta pastoril coincidiendo con la Feria de Agricultura en París (Salon International de l’Agriculture), un evento anual de gran importancia en Francia, ayer domingo se celebró por primera vez en la historia una trashumancia de 2022 ovejas, junto a 20 carros de bueyes y caballos bearneses, perros pastores y artistas, por el centro de la ciudad, recorriendo los Campos Elíseos y el Arco del Triunfo desde el mediodía hasta la tarde.

París cogió así el testigo de España, que celebra su Fiesta de la Trashumancia en Madrid desde 1994. Los pastores franceses reivindicaron «la importancia del pastoreo para el desarrollo rural sostenible y la soberanía alimentaria, mitigando el cambio climático y garantizando la conservación de la biodiversidad, los paisajes y la cultura tradicional, adaptada a los retos modernos», explica Jesús Garzón, presidente de la Asociación Trashumancia y Naturaleza e impulsor de la fiesta de la trashumancia en Madrid.

La Asociación Concejo de la Mesta participó en la fiesta reivindicativa de la capital francesa junto con los representantes de 10 países, que promueven la declaración de la trashumancia como Patrimonio Inmaterial por la Unesco. Sólo en Italia, Grecia y Austria goza de esta consideración después de la primera aprobación acordada por la Unesco.

Se esperaba que esta declaración se llevara a cabo en la próxima asamblea de la Unesco, que ha quedado aplazada por la guerra en Ucrania. «España es líder en la trashumancia porque es el único país con vías pecuarias y que mantiene una trashumancia activa», explica Garzón.

En los últimos años se ha asistido a una recuperación de la trashumancia. «Está bastante bien, excepto en Castilla y León que después de 25 años de la ley de vías pecuarias no ha hecho nada por su recuperación», lamenta Garzón. Por el contrario, otras comunidades como Extremadura, Navarra o la provincia de Jaén financian el paso de los rebaños por sus cañadas y cordeles para apoyar el pastoreo. En el caso de Extremadura aporta 0,60 centímos por cabeza de ovino y caprino y 4 euros por el bovino. «En Jaén se mueven cada año decenas de familias entre La Carolina y Linares y la sierra alta del Segura», comenta Garzón. La trashumancia se recupera también en el Pirineo, desde el valle del Ebro. «Va lenta, pero va muy bien excepto en Castilla y León que no ha movido un dedo en 25 años»,

En Castilla y León ni siquiera se ha procedido a una señalización que sirva para concienciar a los conductores de la preferencia de las ovejas en estas vías pecuarias cuyo estatus jurídico se remonta a la Edad Media y al Real Concejo de la Mesta.

Son 125.000 kilómetros de cañadas, cordeles y veredas de 125.000 km de longitud y 420.000 hectáreas de superficie, protegida desde el siglo XIII. Castilla y León es la cabecera de seis de las nueve cañadas reales reconocidas. Y la provincia de León de tres de ellas. La Cañada Leonesa Occidental, la Cañada de la Plata y la Cañada Leonesa Oriental.

«La trashumancia permite gestionar a largo plazo, de forma rentable y sostenible, la conservación de los ecosistemas en toda España, preservando su biodiversidad excepcional y fomentando una producción de alimentos de alta calidad», sostiene la Asociación Trashumancia y Naturaleza.

En el momento actual de cambio climático esta actividad milenaria «es un activo imprescindible ante las subidas de los precios de los insumos» que encarecen el alimento para la ganadería estabulada, como la cebada y el maíz, así como de los combustibles», comenta Jesús Garzón.

La Asociación Trashumancia y Naturaleza ha subido su rebaño —más de 1.000 ovejas apadrinadas por numerosos mecenas— a los puertos leoneses en varias ocasiones para mantener la trashumancia a pie. El último verano se decantó por los puertos del Alto Campoo en la provincia de Palencia. El proyecto trashumante lo da por terminado. A partir de ahora la idea es apoyar a otros ganaderos para que puedan utilizar los puertos de la montaña leonesa y palentina como alimento para el verano. 

En un año como este, escaso en lluvias, sobre todo en el sur peninsular, disponer de pastos frescos en la estación más seca va a ser imprescindible. En el pueblo de Polentinos, en el Alto Campoo, acaban de sacar los pastos a suhasta para ovino y caprino.

En la provincia de León, el verano pasado llegaron a los puertos de alta montaña una decena de rebaños con el apoyo de la Fundación Mediterráneo. Tan solo uno llegó a pie. El rebaño de merinas de Francisco Morgado, desde Torremocha, Extremadura, hasta los puertos de Lois y Salamón en el municipio de Crémenes. Fueron 33 jornadas a pie y un hito para este ganadero extremeño que ha trabajado en los puertos de la montaña oriental durante cinco veranos con una notable mejoría en los pastizales abandonados durante mucho tiempo. Ayer la trashumancia tomó el bulevard más famoso del mundo. Que cunda el ejemplo.