Un siglo de crisis existencial

darío menor

Mi crisis no es de un día, de un mes ni de un año. Yo vivo en un estado de crisis perenne e insoluble». El sentimiento con que se presentaba Pier Paolo Pasolini no estaba sólo presente en su vida, pues también impregna sus obras: poesías, novelas, películas, cuadros y, por supuesto, sus originales reflexiones sobre el mundo. Cien años después de su nacimiento en Bolonia, este multifacético intelectual italiano, uno de los más influyentes de su país en el siglo XX, sigue transmitiendo esa sensación de crisis en sus creaciones: resulta muy difícil quedar indemne después de estar expuesto a ellas.

La mirada siempre actual e independiente de Pasolini será celebrada con motivo del centenario con una multitud de eventos culturales, que tendrán lugar tanto en las diversas ciudades italianas por las que pasó como en varias capitales extranjeras. Entre las propuestas de este año ‘pasoliniano’ destaca la reedición de ‘Petrolio’ (Petróleo), el libro que nunca pudo terminar pues fue asesinado brutalmente en la noche del 2 de noviembre de 1975.

Su muerte sigue constituyendo hoy uno de los grandes misterios italianos y contribuye a alargar más si cabe la fascinación por este personaje que tan incómodo resultaba para muchos en su tiempo. Según la versión oficial, el asesino de Pasolini sería Pino Pelosi, un chapero de 17 años al que el cineasta recogió en su coche, un Alfa 2000, en las inmediaciones de la estación ferroviaria de Termini, en el centro de Roma.

Después de cenar en el restaurante Al Biondo Tevere, ambos se dirigieron a un descampado a las afueras de Ostia, al lado del mar, para mantener relaciones sexuales. Fue allí donde molieron a palos a Pasolini y luego le pasaron por encima con su propio automóvil, que Pelosi conducía cuando le detuvieron. Aunque las culpas del asesinato recayeron sobre el chaval, pocos creyeron entonces que sólo un joven imberbe y enclenque como aquel pudiese acabar con la vida de un tipo adulto y fornido como el autor de ‘Chavales del arroyo’ (‘Ragazzi di vita’), su primera y magnífica novela. «’Petrolio’ es probablemente la causa del asesinato de Pasolini», asegura el escritor Walter Siti, experto en la obra ‘pasoliniana’, en el epílogo de la nueva edición del libro. «Si alguien llegó a matarle quiere decir que sabía de este proyecto y estaba asustado por ello». Aunque se trata de una novela, ‘Petrolio’ se sumerge en el complejo mundo de los intereses cruzados de la política, el poder y el dinero tratando de arrojar algo de luz sobre la muerte de Enrico Mattei, fundador de la petrolera Eni, fallecido en 1962 en un sospechoso accidente aéreo. La Justicia confirmó años después que se trató de un atentado, pero nunca pudo saberse quiénes fueron los culpables. Tratando de aclarar el asesinato de Mattei, uno de los grandes casos sin resolver de la Italia contemporánea, Pasolini, según Siti, habría acabado buscándose su propio fin y dando así pie a otro misterio de similar magnitud.

En una carta a su amigo Alberto Moravia, también escritor, el propio Pasolini describe ‘Petrolio’ como «el preámbulo de un testamento, el testimonio del poco saber que uno ha acumulado».

En ese saber no faltan abundantes experiencias sexuales, reflejadas de manera cruda en esta novela que, para ciertos críticos, roza la pornografía en algunas de sus páginas. La prevalencia que sigue teniendo hoy el autor de películas como ‘Accatone’ o ‘El Evangelio según San Mateo’, un comunista homosexual y heterodoxo que simpatizaba con los policías y no con los estudiantes en el 68 porque aquellos eran «hijos de los pobres» y éstos ‘niños de papá’, queda patente una vez más en la miríada de eventos con los que se va a celebrar el centenario de su nacimiento.