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Consecuencias de la pandemia

Cáritas da la alerta del naufragio social de más de 75.000 leoneses

Una de cada seis personas en CyL, más de 75.000 en la provincia de León, está en exclusión social, un 31% más que antes del covid-19. Cáritas alerta del naufragio social de este sector al que no ha llegado el escudo social de la pandemia.

Thomas Friedrich, Jesús Fernández y Antonio Martín de Lera. R. GARCÍA

León

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La pandemia ha sido como el hundimiento del Titanic. En el mítico trasatlántico que se hundió tras chocar con iceberg el 10 de abril de 1912, las personas que iban en primera clase tuvieron botes salvavidas. Pero las que viabajan en segunda o tercera se ahogaron.

El obispo de Astorga y responsable de Cáritas en la comisión episcopal utilizó ayer el símil de este barco para explicar la situación a la que ha abocado la crisis del covid a un sector de la población que están en situación irreversible de exclusión.

Fue en la presentación del informe Foessa sobre exclusión y desarrollo social en Castilla y León en su versión autonómica. El covid ha dejado una huella de pobreza que se suma a las anteriores crisis. En la Comunidad hay un 31% más de personas en exclusión que antes de la pandemia. a. Las personas en situación de exclusión social

Las personas en esta situacióón representan el 17,9% de la población de Castilla y León, lo que implica que casi uno de cada seis habitantes de la Comunidad —en torno a 426.000 personas, más de 75.000 en León, y 225.000 severos— se encuentra en 2021 en una situación de exclusión moderada o severa. El empeoramiento de la situación se refleja en el porcentaje de población que no presenta problemas en ninguna dimensión se ha reducido del 58% al 49,7%. El empleo es la clave. La dimensión en la que una mayor proporción de la población de Castilla y León presenta situaciones de carencia es la relacionada con el empleo (que afecta al 21,9% de la población), seguida de la vivienda (19,6%), el consumo (13,7%) y la política (11,5%).

Los problemas más frecuentes, que afectan a más del 8% de la población, son seis: los gastos excesivos de vivienda (13,2%), la pobreza severa (10,9%), la inestabilidad laboral grave de la persona sustentadora principal del hogar (10,9%), la presencia en el hogar de al menos una persona desempleada de larga duración (9%), el desempleo de todas las personas en edad activa que residen en el hogar (8,4%) y la falta de interés de participar en procesos electorales o en entidades ciudadanas (8,4%).

«Lo más preocupante es que las personas en pobreza severa han aumentado el 54%», explica Thomas Frederic Ubrich, miembro del Comité técnico de la Fundación Foessa. Mujeres, inmigrantes y jóvenes son los colectivos más castigados, con un preponderancia del aumento de la pobreza en las áreas urbanas frente a los núcleos rurales.

Cada crisis es una ocasión para que más personas caigan en la exclusión, pero en cada periodo de recuperación salen con más dificultad de esa situación con lo que la bolsa de la pobreza se va incrementando.

La gran mayoría de las personas en situación de exclusión social están afectadas por situaciones de exclusión económica: en Castilla y León, el 86,4% de las personas en situación de exclusión social moderada y el 95,8% de las personas en situación de exclusión social severa están afectadas por situaciones de exclusión en el eje económico, frente al 28,9% del conjunto de la población.

Castilla y León está menos afectada en la dimensión de la salud que el resto de España y tampoco destaca en la incidencia de la exclusión por razones de conflicto social. Sin embargo, el informe Foessa llama la atención sobre la elevada proporción de personas en exclusión debido al aislamiento social, un 5,5% sobre el 2,9% en España.

A mayor edad hay una mayor protección frente a la pobreza. Este comportamiento se constata también en Castilla y León, donde las personas mayores de 65 años son las que presentan menos índices de exclusión.

Por sexos, apenas hay diferencias en los niveles de exclusión (17,8% hombres y 18% en mujeres), pero si se toma en cuenta la persona que sustenta el hogar la brecha se agranda. Las situaciones de exclusión afectan al 15,4% de la población que reside en hogares cuyo sustentador principal es un hombre y al 24,6% de las personas que residen en hogares cuya sustentadora es una mujer.

Otro factor que incide en el mayor o menor índice de exclusión es la nacionalidad. La prevalencia de la exclusión entre las personas de nacionalidad extranjera (43,7%) multiplica por tres la de las personas de nacionalidad española (15,7%).

El informe Foessa refleja también la mayor vulnerabilidad de las familias monoparentales, donde la tasa de exclusión es del 32,6%, mientras que entre aquellos que no lo son, la prevalencia de la exclusión se reduce a la mitad, con un 15,6%.

La exclusión de la vivienda afecta en 2021 al 17,6% de los hogares y al 19,6% de la población de Castilla y León. El alcance de estas situaciones es algo inferior al que se observa para el conjunto de España. El precio de las viviendas se ha incrementado en un 14,7% en Castilla y León desde 2015, frente a un incremento del 27,2% en el conjunto de España.

Fracaso del sistema
El Ingreso Mínimo Vital solo ha llegado a una cuarta parte de la población que lo necesita

La brecha digital es mayor entre las personas en exclusión severa como refleja que más del 40% de estos hogares no se beneficiaron de las medidas de escuela a distancia a través de las nuevas tecnologías, lo que «merma las oportunidades de educación». La brecha digital es un factor de exclusión laboral, político y de acceso a las ayudas, por lo que Cáritas reclama que se mantengan vías presenciales mientras se garantiza el acceso a toda la población. «Mientras se avanza no se puede dejar a nadie atrás», dice Thomas Friedrich Ubrich. Las personas mayores y el mundo rural son también perjudicados.

Más desánimo tras el covid

Otro dato que refleja el informe Foessa es la situación anímica tras el confinamiento por el covid. «El porcentaje de la población de Castilla y León cuyo estado de ánimo tras la pandemia es peor que antes del confinamiento de marzo de 2020 es superior (50,6%) al registrado para el conjunto de España (40,1%).», apunta.

Entre las personas que más han visto empeorado su estado de ánimo se encuentran las que ya tenían su salud previamente afectada. Las relaciones con los miembros del hogar se han debilitado y el porcentaje de familias que se ayudan mutuamente ha disminuido, al representar el 68,2% en 2018 al 45% en 2021. Hay más personas que ni dan ni reciben ayuda.

Thomas Friedrich, Jesús Fernández y Antonio Martín de Lera. R. GARCÍA