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La rebelión científica por el clima llega a León

Desobediencia civil ante la sordera de los gobiernos. El movimiento Rebelión Científica que lanza la alerta roja por el cambio climático arranca mañana en León con una acto en Biológicas a las 13.00 horas al que llaman a participar y sumarse de forma activa a la comunidad científica y académica.

Primera protesta pacífica de Rebelión Científica el pasado 6 de abril frente al Congreso de los Diputados. RODRI MÍNGUEZ

León

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El cambio climático es irreversible y su gravedad dependerá de las acciones reales que se tomen en los próximos años. El último informe del Grupo de Expertos de Cambio Climático de la ONU (IPCC) es tajante. La comunidad científica ha decidido pasar de las advertencias en los artículos y foros académicos a la acción en la calle. En España el movimiento Rebelión Científica arrancó el pasado 4 de abril con encierros en algunas universidades y se hizo visible dos días después frente al Congreso de los Diputados.

Una protesta en la que arrojaron pintura roja biodegradable es el primer acto de desobediencia civil no-violenta de una movilización que impulsan para que los gobiernos, en este caso el Gobierno de España, escuchen. Hombres y mujeres, jóvenes y veteranos con nombres sostuvieron la pancarta que porta su lema: «Alerta roja. Escuchad a la ciencia».

El ambientólogo Víctor de Santos Herranz es uno de sus integrantes. Mañana estará a las 13.00 horas en el salón de grados de la Facultad de Biología y Ciencias Ambientales de la Universidad de León junto a la estudiante de Biotecnología de la ULE Marina Serna para echar a andar el grupo local.

«Pedimos que los gobiernos digan la verdad sobre la realidad climática, que se actúe ya en la reducción de gases de efecto invernadero y que se haga una asamblea ciudadana nacional para la toma de decisiones con asesoramiento científicos», afirma De Santos.

El primer informe IPCC (Panel de Expertos de Cambio Climático de la ONU) se publicó en 1990. Desde entonces, «las emisiones de CO2 a nivel global han aumentado casi un 60% y lo seguirán haciendo en las próximas décadas según las proyecciones» si no se actúa, advierten los impulsores de Rebelión Científica. El último informe, de este año, «hace un llamamiento desesperado para intentar reducir las consecuencias que tendrá el cambio climático sobre la economía, la salud y la conservación de los ecosistemas tal como los conocemos», subraya la convocatoria al acto de mañana en el salón de grados de Biológicas del campus de Vegazana.

La COP26 de Glasglow (2021) fue un punto de inflexión para el inicio de este movimiento, que canaliza la hartura de la comunidad científica tras décadas viendo que las publicaciones e investigaciones caen el saco roto de la indecisión y la inacción gubernamental. La ciencia dice que, ahora mismo, «no rebasar 1,5°C de calentamiento es matemáticamente posible pero sumamente improbable, y no rebasar los 2°C requiere un esfuerzo global que de momento no se está produciendo». Urgen políticas a nivel estatal que afronten «una transición drástica» porque «no hacer es lo peor». «Ya está muriendo gente por olas de calor en el mundo y también en España», asegura Víctor De Santos.

Rebelión Científica ha abierto una página web en la que explica sus objetivos y ha creado un formulario para que las personas vinculadas al mundo de la ciencia se inscriban. «Las décadas de publicaciones científicas no han sido suficientes. Como personas pertenecientes a la comunidad científica, que conocemos la gravedad del problema, tenemos la responsabilidad de actuar y pasar a la desobediencia civil. No podemos pedir a la sociedad que actúe si nosotros no lo hacemos antes», señalan.

Rebelión Científica hace suyas las palabras del secretario de Naciones Unidas, Antonio Guterres: «La falta de acción de nuestros gobernantes es criminal». El movimiento nace del británico Extinction Rebellion y se alinea con el colectivo internacional Scientist Rebellion.

El movimiento filtró las conclusiones del último IPCC, que dejó en evidencia la falta de avances en la contención de la emisión de gases de efecto invernadero advirtiendo que el tiempo para salvar el planeta se agota. Ahora, con un escenario de guerra en Europa, se agudiza la crisis energética que ya se venía advirtiendo: «Necesitamos más que nunca una co-gobernanza climática con la ciencia y ciudadanía en el centro de la acción de transformación profunda y sistémica». El propio IPCC respalda esta idea.

Más de 3.500 personas han firmado el manifiesto, encabezado por Marta Rivera Ferré, José Esquinas Alcázar, Fernando Valladares, el leonés Antonio Turiel, Jorge Riechmann, Agnes Delage, Mauricio Misquero, Javier de la Casa, Marta Moreno y Elena González Egea, entre otros.