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Villadangos vuelve a hacer vencedor al rey

La localidad recupera con todo su esplendor su gran batalla, así como las actividades que la convierten en uno de los hitos de agosto

Imagen de los participantes en la recreación de la batalla. DL

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León

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Cada año, durante el segundo fin de semana de agosto, la localidad de Villadangos del Páramo se sumerge en el medievo para volver a ser la “Villa de Viadangos”, pues ese era su nombre allá por el año 1111. Desde 1999 se lleva conmemorando en Villadangos éste hecho bélico que es, sin duda, de entre los acaecidos en el municipio, el que más trascendencia histórica supuso para el devenir del Reino de León y, por ende, para la historia de España.

Este 13 y 14 de agosto tendrá lugar la XIV Edición de La batalla de Villadangos, con toda la normalidad que se puede recuperar tras estos años de pandemia.

El mercado medieval y los actos que enmarcan la feria congregan cada año a miles de visitantes que se acercan a Villadangos para degustar y adquirir todo tipo de productos artesanales, e invita a trasladarse al antiguo Reino de León con las actividades que se desarrollan a lo largo del todo el fin de semana y la ambientación del entorno. Entre los puestos no faltan las tabernas y los puestos de comida para saciar la sed y los estómagos de los visitantes, así como numerosos talleres con oficios artesanales, como la alfarería, la cantería o la industria textil. El Campamento Medieval es un punto importante del mercado, donde se pueden ver talleres de fabricación de cota de malla, de escritura e iluminación medieval, y la fragua y la herrería, así como visitar el campo de entrenamiento de tiro con arco, la exposición de armamento medieval, levas de caballeros, así como exhibiciones de cetrería.

La ambientación musical y teatral de las calles es uno de los mayores atractivos de la feria de Villadangos, junto a los teatros itinerantes, el torneo de caballeros, los bailes medievales, los desfiles y cortejos de la villa y la cena medieval.

Los dos actos centrales de La Batalla de Villadangos son sin duda alguna, la recreación de la batalla durante la mañana del sábado, y la gran representación teatral sobre la vida y corte del Reino de León el domingo por la tarde. Además este año, habrá una gran sorpresa a modo de homenaje a la reina Urraca de León.

Son dos días intensos en los que el Ayuntamiento de Villadangos del Páramo, junto a la colaboración de la Asociación Cultural Vltreia, la Junta Vecinal de Villadangos, y la implicación de gran parte de los vecinos de Villadangos, apuestan año a año por una feria de calidad, ofreciendo al visitante ocio y diversión siendo fieles a la historia de los hechos que la motivan, pilares que caracterizan a la Batalla de Villadangos, como uno de los referentes del verano leonés

Con la llegada del siglo XII, se vivieron tiempos muy convulsos para el Reino de León, y fue en Villadangos donde tuvo lugar una «derrota» que salvó al Reino de su perdición y su muy probable desintegración. A las afueras del pueblo, en el otoño del año 1111, se enfrentaron en cruel batalla los partidarios de la Reina Urraca de León y las huestes de su esposo el Rey Alfonso de Aragón.

Entre los leales a Urraca de León, al frente de una comitiva de gallegos y leoneses, se encontraba el Obispo de Santiago, Don Diego Gelmírez, junto a algunos nobles gallegos y el Infante Alfonso Raimundez, hijo de Doña Urraca y su primer esposo, y por tanto legítimo heredero de la corona leonesa.

Aunque los partidarios de la Reina eran mucho menores en número, pronto se dispusieron alrededor del infante y formaron para hacer frente a los aragoneses. La cruenta batalla se cobró muchas vidas en ambos bandos, y los leoneses y gallegos que sobrevivieron fueron apresados por el enemigo. Pese a salir victorioso de la contienda, fue una victoria amarga para el Batallador, pues entre la nube de polvo y el fragor de la batalla, el Obispo había logrado salvar al pequeño infante alejándolo del lugar. Con él se mantuvo vivo el futuro de la valiosa y codiciada Corona leonesa, que por aquel entonces comprendía los territorios de León, Galicia, Toledo, Castilla y Portugal.

Ese infante que se salvó de una muerte segura en Villadangos, se convertiría años después en Alfonso VII de León, sucediendo a su madre en 1126 como Rey de León, y más tarde en 1135 como Emperador de León, siendo coronado frente a la catedral como «Imperator Totius Hispaniae».