Testamento vital
Menos del 1% de leoneses ha decidido cómo quiere morir
Aceptar la muerte como parte de la vida y tomar decisiones sobre cómo se desea afrontar en caso de pérdida de conciencia es el objetivo de las instrucciones previas sobre salud. Con el derecho a la eutanasia cobra más trascendencia, pero hay una minoría con testamento vital: menos del 1%.
Vivir de espaldas a la muerte es un signo de la sociedad occidental del siglo XXI. «La muerte forma parte de la vida desde el mismo momento del nacimiento», aunque la sociedad trate de «escamotearla u ocultarla», apunta la antropóloga leonesa María Getino Canseco.
Mientras los ritos ancestrales desaparecen y las personas son apartadas desde la infancia del hecho de morir que conlleva vivir, la regulación de las instrucciones previas en materia de salud — testamento vital — abre paso, de forma lenta y aún muy minoritaria, a la toma de decisiones sobre la forma en que las personas quieren afrontar la muerte en caso de encontrarse incapacitadas para tomar la decisión.
Desde 2008 en que se creó en Castilla y León el Registro de Instrucciones Previas, un total de 2.890 leoneses y leonesas han cumplimentado el documento. Son menos del 1% de la población de más de 18 años de la provincia. Según datos de la Consejería de Sanidad de Castilla y León, entre 2008 y 2016, se registraron 1.608 instrucciones previas . En 2017 fueron 225 y en 2018 se alcanzaron 308. Los datos de 2019, con 370 testamentos vitales en comparación con los dos años siguientes, reflejan que la pandemia ha frenado la tendencia al alza. En 2020 fueron registradas 193 instrucciones previas y el año pasado 186, con un descenso del 3,6%.
Sin embargo, esta no es la tónica de la Comunidad, donde aumentaron un 23,6% los registros de instrucciones previas por término medio. León, Soria y Valladolid fueron las únicas provincias donde se observa este descenso en los años del covid. En Ávila (53,5%), Burgos (86,8%), Palencia (60,9%), Salamanca (17,2%), Segovia (21,1%) y Zamora (83%) muestran que la pandemia no ha sido un obstáculo en dichas provincias. Los testamentos vitales remitidos a Castilla y León desde otras comunidades autónomas también descendieron (-22,2%).
Pese al retroceso de estos dos últimos años, León se mantiene como la segunda provincia con mayor número de instrucciones previas en la Comunidad por detrás de Valladolid (3.846) y por delante de Burgos (2.766), aunque a poca distancia. León supone el 18,8% de las instrucciones previas de Castilla y León, Burgos el 18% y Valladolid el 25%, aunque, en proporción a la población, tiene más Burgos.
Burgos y Valladolid son las provincias que más instrucciones previas por población —9,2 y 8,8 documentos por cada mil habitantes— mientras que León está en 7,3 por mil habitantes y la media en Castilla y León es de 7,5. Ávila tiene 4,6 documentos por mil habitantes; Palencia, 6,3; Salamanca, 8; Segovia, 5,1; Soria, 6,7 y Zamora 5.
Sociedad
«Es bueno y sano hacer las instrucciones previas, te enfrentas a la muerte propia»
Ana Gaitero
Las mujeres son las que más se han interesado por ejercer este derecho. De las 15.339 instrucciones previas registradas en la Comunidad un total de 9.886 son de mujeres (64,5%), mientras que el 5.453 son de hombres (35,5%). En 2021 se decidieron a dar este paso 916 mujeres (66%) y 471 hombres (34%). En León, son 1.853 mujeres (64,4%) y 1.037 hombres (35,8%)los que se han decidido a pensar sobre el final de su vida y plasmarlo en un testamento vital.
León destaca por tener la edad media más baja en las instrucciones previas registradas hasta diciembre de 2021 en la Comunidad, con 58,2 años de media en las registradas en la provincia sobre los 59,7 años de edad media en la Comunidad. La diferencia entre hombres y mujeres se incrementa en las edades centrales de 40 a 70 años. En esta franja, las mujeres duplican el número de testamentos vitales respecto a los hombres.
La ley es clara a la hora de considerar válidos estos documentos otorgados. «Deben incluir en su contenido indicaciones sobre los cuidados y tratamientos médicos que se aceptarían o rechazarían en determinadas situaciones clínicas, en general de pronóstico irreversible y con evolución a la muerte y/o indicaciones sobre el destino del cuerpo o de los órganos una vez llegado el fallecimiento».
En 2021, la mayoría de los documentos otorgados recoge de manera conjunta instrucciones respecto al tratamiento o no tratamiento y el destino de los órganos. Sin embargo, el 20,2% solo hace referencia a los tratamientos admitidos o rechazados «como por ejemplo que no se apliquen técnicas o tratamientos que prolonguen artificialmente la vida cuando a juicio del médico no haya expectativas de recuperación» y que «se adopten las medidas necesarias para paliar al máximo el sufrimiento», apunta la Consejería de Sanidad en la memoria del Registro de Instrucciones Previas.