Transición energética con complicaciones
La forma de generación evoluciona hacia las fuentes renovables; pero el proceso no es sencillo por los costes y por las contradicciones que ocasiona un sistema con el carbón aún en uso. El debate sobre lo nuclear ha recuperado protagonismo
Ni el carbón ha terminado de irse —al menos fuera de España— ni parece sencillo renunciar a la energía nuclear. Las cosas han cambiado rápidamente. El estallido de la guerra en Ucrania, y las especiales complicaciones por la dependencia europea del gas del este, han propiciado un replanteamiento de unos objetivos que parecían inalterables. El avance hacia las energías renovables y la descarbonización tiene mucho de realidad pero también bastante de engaño. Al final, y tras tantos anuncios políticos, no es del todo cierto que los países hubiesen renunciado al carbón como materia fundamental para sus mix energéticos. Y la mala imagen de lo nuclear tampoco estaba de verdad plasmada en los debates de los expertos.
En la X Jornada Ambiental organizada por la Universidad de Barcelona, esta misma semana, se puso de relieve en los debates que la energía nuclear, especialmente la de fusión, es necesaria junto con el uso de las renovables dentro del proceso de transición energética, en un contexto de crisis climática, pero también energética, en el que resulta prioritario el conseguir reducir las emisiones también consumiendo menos y de forma mucho más razonable. En esta jornada, la ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, defendió que a pesar de la situación de emergencia climática, no hay que «caer en la desesperanza», pues en la transición energética hay «una historia positiva».
«Es un estímulo grande para repensar el modelo de negocio y empresa y es enormemente positiva para la investigación y para nuevas habilidades profesionales», así como también para la reubicación de empresas y personas en el territorio, explicó Ribera. Y plantea que la transición energética debe verse como «un verdadero vector de modernización industrial, la generación de empleo, la creatividad, el emprendimiento y capacidad de estimular a las generaciones más jóvenes para descubrir, con éxito, un tren que España no puede perder».
Ribera recordó que las decisiones «no son sencillas porque hay que ponderar intereses y preocupaciones», tratando de «minimizar las afectaciones y maximizar las ventajas», y resaltó que en este proceso de «encajar bien las piezas no sobra nadie», si bien reconoció que las administraciones deben tener un papel relevante.
Por su parte, el catedrático de Ingeniería Ambiental de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC), José María Baldasano, planteó: «Necesitamos bajar las emisiones y, en una contradicción más, lo que tenemos que priorizar es la nuclear, guste o no, como mejor opción desde el punto de vista climático, más que seguir con los combustibles fósiles». Este experto asegura que si todo el dinero que se está destinando a la energía fósil se dedicase a la investigación de la fusión nuclear, la nueva generación de centrales que desarrolla a través del proyecto ITER y del que se espera un prototipo comercial en 2050, tendría un éxito más que notable.
Por su parte, el ingeniero en telecomunicaciones y divulgador científico Alfredo García recordó que «no hay herramientas mágicas, y la nuclear no lo es, pero es muy necesaria, junto a las renovables».
No obstante, el cambio va más allá de «sustituir» un tipo de energía, pues debe ir acompañado de «consumir menos y de forma más razonable», según el investigador de Ciencias del Mar del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Antonio Turiel. «No hay ningún estudio que prometa una fuente de energía mágica que permita hacer todo lo que pretendemos lograr con renovables», dijo Turiel.
El sector privado, clave
El «motor de cambio» para hacer frente a la emergencia climática «está siendo el sector privado y especialmente el financiero, que invertirá 29,4 trillones de dólares antes de 2030» para descarbonizar la economía. Así lo ha afirmado este jueves el presidente de Advanced Leadership y consultor internacional Juan Verde durante su intervención en la primera sesión de la eMallorca Experience Week que se desarrolla hoy y mañana en la localidad mallorquina de Inca y que reúne a destacados especialistas en transición ecológica y energética.
Verde ha destacado el crecimiento en las cifras de negocio de los conocidos como bonos verdes, que manejaban 36.000 millones de dólares en 2016, llegaron casi a los 420.000 en 2021 y «se espera alcancen los 600.000 a finales de 2022».
«Estamos en un proceso de transición y la clave para comprobar su desarrollo es seguir el dinero, ver dónde va la inversión», comentó.