«Sólo conocemos una parte de la microbiota, es como el Amazonas»
Manuel Barreiro es especialista en enfermedad inflamatoria intestinal y ayer intervino en el 81º Congreso de Patología Digestiva que reúne a un millar de expertos en el Palacio de Exposiciones de León. Barreiro intervino en el congreso para hablar de las nuevas moléculas para el tratamiento de la colitis ulcerosa. «Hasta hace poco había menos tratamiento que en enfermedad de Crohn, pero están llegando muchas más opciones terapéuticas».
—¿Cómo ha evolucionado el tratamiento de los pacientes con enfermedad intestinal inflamatoria?
—Ahora hacemos medicina personalizada. Como hay más medicamentos, lo que tenemos que hacer es ponerlos antes, más precozmente, y no apurarlos tanto, cambiarlos. Se ha visto que hay pacientes que cada vez van a necesitar más terapias biológicas.
—¿Se sabe cuál es la causa de estas enfermedades?
—No se sabe una causa concreta, pero sí que influyen muchos factores, como los inmunológicos, la genética, la microbiota tiene un factor muy importante, y los factores ambientales. Es un compendio de todos ellos y por eso es tan difícil tratar a los pacientes, cada uno tiene una causa más específica. Seguimos sin saber la causa, pero vemos que aumenta mucho, y por eso tenemos que buscar dianas terapéuticas para cada causa concreta.
—¿Por qué ahora aumenta mucho?
—Aumenta mucho porque hay más población, se diagnostica mejor, la gente acude más a los especialistas, hay unidades que ayudan a detectarlo, y por los factores ambientales que producen cambios en la microbiota y por tanto aumenta la colitis.
—¿Y la alimentación influye?
—No se ha demostrado que la alimentación influya directamente, pero sí la polución, el tabaco, que juega un papel fundamental. No hay un alimento concreto que pueda causar una inflación intestinal, pero sí que las dietas causan cambios microbiológicos que después repercuten en cambios macroscópicos. No ocurre como en la enfermedad celíaca en la que está involucrado el gluten, en estos casos no hay un alimento concreto que lo provoque y si lo hay no lo conocemos.
—Si la polución está directamente relacionada, ¿en qué zonas hay más incidencia de estas enfermedades?
—En el norte de España hay más enfermedad inflamatoria intestinal que en el sur. Y en las urbes más que en la zona rural. León es una de las áreas que tiene mucha enfermedad inflamatoria. En el Hospital hay una unidad con muchos pacientes. En Galicia, Asturias y León son las zonas en las que más ha aumentado la enfermedad inflamatoria intestinal en los últimos años. El 1% de la población padece o enfermedad de Crohn o colitis ulcerosa, estamos hablando de casi 500.000 personas en nuestro país. La parte positiva es que los pacientes no fallecen, viven con una enfermedad crónica. Hay un porcentaje muy pequeño que tiene complicaciones con infecciones, pero no es una enfermedad que tiene mortalidad, tiene mucha morbilidad porque afecta a la calidad de vida, con mucho absentismo laboral, pero no mortalidad.
—¿Qué síntomas son los que hacen sospechar que se padece la enfermedad?
—La enfermedad de Crohn se detecta a partir de los 20 años, por eso tenemos que revisar más en la edad pediátrica. El síntomas principal es la diarrea crónica, pero no la diarrea que se tiene porque algo te ha sentado mal, tiene que ser crónica, que se acompañe con adelgazamiento y dolor abdominal porque son úlceras que duelen. En cambio, la colitis ulcerosa es más fácil de diagnosticar porque suele haber diarrea con sangre, que asusta más y la gente consulta más al médico, o si va le hacen más caso porque es más fácil que se le haga una colonoscopia, que es el método para diagnosticar la enfermedad.
—¿Han avanzado las técnicas para el diagnóstico de la enfermedad inflamatoria intestinal?
—Ahora tenemos también marcadores bioquímicos. No hay un análisis específico que nos diga que un paciente tiene la enfermedad, pero hay marcadores específicos que parece que se elevan en los pacientes y eso nos ayuda para el diagnóstico. Cada vez utilizamos más las ecografías abdominales específicas de intestino que nos ayudan a ver la extensión, como las técnicas de resonancia. El intestino delgado es un órgano huérfano porque es muy difícil llegar de una manera o de otra.
—¿Se cura?
—No. Lo que queremos es que el paciente esté en remisión, que esté el mayor tiempo posible sin brotes, y ese es el objetivo. Un paciente en remisión puede hacer su vida normal, pero siempre está con la espada de Damocles por si hay un brote.
—¿Una vez que se empieza hay que tomar medicación toda la vida o se controla con la dieta?
—Con la dieta no, siempre con medicación crónica y cambiando porque es tan importante la medicación para mantener la remisión como evitar los brotes. Si no se toma medicación hay más riesgos de brotes y que la enfermedad evoluciones a formas más agresivas.
—¿Hay mucha investigación en esta enfermedad?
—Muchísima. Somos un área que estamos investigando mucho, sobre todo para tratamientos nuevos. Es el área de digestivo donde hay más ensayos clínicos en marcha para conocer las causas. La microbiota es como el Amazonas, es enorme y conocemos pequeñas poblaciones de microorganismos, pero se sigue estudiando mucho en eso