Ágora: amor a la carta

La carta del Ágora se puede leer a primera hora de la mañana, un placer escrito. Con el día aún comenzando hay que tomar ya decisiones, porque hay 17 posibilidades para desayunar, un listado que incluye, además del café, miel, queso, cecina, guacamole y salmón, vegetal de pollo o atún o crema de queso con salmón, tartas caseras, gofre con helado... Entre medias, antes de que llegue la hora de comer, o al mismo tiempo, el menú de picoteo caliente sugiere al comensal baos de carrillera con queso cheddar, o de chopitos con alioli negro, queso Scamorza ahumado a la sartén y nachos ‘a nuestra manera’ cuya receta es en parte, naturalmente, secreta.

El menú de Ágora invita a degustar además pizzas, incluida la vegetariana y la vegana, sandwich, por ejemplo, de pollo crocant, ensaladas, también la hay vegana, y ocho tipos de hamburguesas, todas con carne de buey de Valles del Esla o carne de vacuno Aberdeen Angus, y de pollo campero salvo las pensadas para quienes no consumen carne animal. Todo ‘pret a manger’, recién hecho, incluido el mundo dulce que aquí gira entorno a cheesecake con helado y oreo, tarta red velvet o de zanahoria y gofre de crema de cacahuete. Todo eso y vinos, cervezas, cócteles, copas, batidos, cinco chocolates, doce tipos de café, infusiones especiales de ayurveda, aloe vera, piña y rosas, perlas del Nilo, limón y jengibre...

Elegir es aquí el gran reto. En la carta y en el lugar, dividido en ambientes. Tiene el Ágora zona de bar y cafetería, otra más tranquila para reuniones y una terraza acristalada que permite abrir y cerrar el espacio. Y un territorio dedicado al deporte, en las siete pantallas que permiten vibrar en compañía no sólo con el fútbol, también con la Fórmula 1, el baloncesto o el tenis. Para hacer honor a su nombre, un lugar de encuentro.