Agotamiento, estrés y freno a mejoras laborales
Algunas empresas apuestan por ofrecer a los empleados herramientas saludables sin cambiar sus condiciones de trabajo
Terapias grupales, talleres prácticos, programas deportivos, salas de relajación o tratamientos psicológicos individuales son algunas de las herramientas que utilizan las empresas para cuidar la salud mental de sus trabajadores.
La compañía Mapfre dispone, además de un servicio de prevención mancomunado y un departamento de salud y bienestar, de un área de apoyo psicológico, según explica la adjunta a la Dirección de Relaciones Laborales y Prevención de la empresa, Eva Rodríguez.
Lleva a cabo talleres prácticos como el gimnasio emocional, donde se trabajan —mediante terapias grupales— la resiliencia (capacidad para superar situaciones traumáticas) y la gestión de los sentimientos, ofrece contenidos teóricos en un aula virtual y brinda apoyo psicológico externo a su personal.
Los responsables del área están en contacto con los psicólogos contratados y, si el caso lo requiere, lo evalúan y deciden si derivar al trabajador a «terapias más exhaustivas», comenta Rodríguez, que destaca que la filial española de esta compañía presta una especial atención a la salud mental. Por su parte, la eléctrica Endesa opta por centrarse en otros aspectos que influyen en el estado psicológico de forma más indirecta, como son el deporte, la alimentación, la conciliación laboral y las relaciones con los compañeros de trabajo, aseguran fuentes de la empresa.
Cuentan con programas de alimentación saludable así como con un nutricionista en su sede central, y para fomentar el deporte entre sus empleados Endesa lanzó el proyecto Entrénate , además de disponer de gimnasio en algunos centros de trabajo.
Los aspectos psicológicos se cuidan en Endesa a través de programas de desarrollo del talento y con un compromiso en la gestión del estrés, lo que se refleja en sus salas de relajación y en su política de desconexión digital.
Contratos laborales
«No se cumplen las condiciones que firmamos en el contrato. Esa es la causa principal de que los trabajadores suframos ansiedad», afirma Ildara, extrabajadora de una cadena de supermercados y actualmente empleada en otra empresa.
Ildara comenta que, a pesar de tener por contrato un día libre a la semana, «algunos compañeros libraban solo tres días al mes», y añade que muchos días terminaba su jornada laboral a las 22.30 horas y tenía que volver a trabajar a las 8.30 del día siguiente.
Esta trabajadora de 24 años sufre ansiedad desde los 16 años y depresión desde los 19, trastornos que se vieron agravados cuando comenzó a trabajar en octubre pasado en una gran superficie de alimentación.
Comenta que desde el primer momento le pidieron hacer cosas que «nadie le había enseñado», como montar estanterías, llevar plataformas de carga o reponer mercancía y añade que por no saber hacerlo, los encargados de tienda la trataban «como tonta».
En cuanto a las medidas en materia de salud mental adoptadas por las empresas, Ildara considera que contar con servicios psicológicos para el personal «estaría bien, pero estaría mejor que se revisaran las condiciones laborales».
La psicóloga Ángela Díez, del gabinete de Psicología PsicoAbreu, ubicado en Málaga, asegura que la sintomatología más común en la salud mental laboral es la ansioso-depresiva, que afecta a la energía y a la concentración.
El punto de inflexión
Esta profesional asegura que antes de la pandemia los diagnósticos más habituales en la salud mental laboral eran los trastornos de ansiedad y depresión, aunque la covid supuso un punto de inflexión para todos los trabajadores.
En este sentido, Díez precisa que de un día a otro tuvieron que adaptarse a trabajar en casa, con sus circunstancias y sus relaciones familiares.
Tras la primera ola de coronavirus —comenta— «llegaron a las clínicas de psicología muchos más casos de hipocondría», que también afectaba al rendimiento laboral y que estaba causada, en gran medida, por el desconocimiento tanto de la covid como de muchas otras enfermedades.
«Hasta hace poco hablar de salud mental en el trabajo era impensable», defiende la psicóloga, que considera que las empresas deben implantar planes de acompañamiento psicológico.