EL ‘PUCHERAZO LEONÉS’ DEL REFERÉNDUM ANDALUZ
El que fuera presidente de la Junta de Andalucía, Rafael Escuredo, recuerda en su libro ‘Valió la pena’ uno de los capítulos más desconocidos sobre el referéndum de 1980 por el que los andaluces votaron a favor de canalizar su iniciativa autonómica por la vía establecida en el artículo 151. La UCD, en contra de esta posibilidad, envió a un centenar de leoneses como apoderados e interventores para ‘vigilar’ las mesas. El diario ‘El País’ lo llamó el «pucherazo leonés»...
Rememora el que por entonces era secretario provincial de la Unión de Centro Democrático en León, José Antonio Cabañeros, que hasta Andalucía llegaron alrededor de un centenar de leoneses, afiliados y simpatizantes, que fueron distribuidos entre diferentes colegios electorales. «Había un descontrol muy grande porque la gente no estaba acostumbrada a votar y se produjo algún que otro problema que obligó a levantar alguna mesa». Reconoce que no fue una tarea sencilla porque nadie conocía la ciudad (Cádiz), «como para conocer los colegios electorales», añade y subraya en muchas ocasiones él mismo tenía que informar al presidente de las mesas de la función que debían realizar los apoderados y los interventores.
El referéndum para la autonomía de Andalucía se celebró el 28 de febrero de 1980. Las negociaciones entre UCD y el PSOE se habían mantenido durante meses hasta que Adolfo Suárez aceptó su celebración. Destaca Rafael Escuredo en su libro Valió la pena que en un primer momento el presidente se había mostrado favorable a que Andalucía votara, y explica que fue Rodolfo Martín Villa quien le hizo cambiar de opinión. El político leonés, que hasta 1971 había sido ministro de Interior, defendía una autonomía por la llamada «vía lenta», a través del artículo 143 de la Constitución, con un órgano de gobierno constituido por una mancomunidad de las ocho diputaciones y algunas medidas descentralizadoras de carácter meramente administrativo. Hasta entonces, sólo tres territorios, los que aún hoy se autotitulan como nacionalidades históricas —País Vasco, Cataluña y Galicia— habían optado a su autogobierno a través del artículo 151, lo que les otorgaba poder legislativo y ejecutivo. Esto era precisamente lo que no se quería para los andaluces y fue el propio ministro de Administración Territorial, Antonio Fontán, el que se lo comunicó a Rafael Escuredo al recibirlo en su despacho oficial: «Está por ver si finalmente habrá referéndum».
No obstante, los plazos se cumplieron, si bien desde UCD se hizo campaña en contra del propio referéndum y los hubo incluso —es el caso de Alianza Popular— que animaban a los electores a no acudir a votar.
En medio de esta polémica, se pone en marcha esta caravana ucedista con el fin de que militantes de Unión de Centro Democrático de León viajen hasta Andalucía para estar presentes en los colegios electorales. En aquel momento, desde el PSOE se entendió la operación como un ataque, si bien el propio Rodolfo Martín Villa aclara a este periódico que la única razón se debió al hecho de que UCD no tenía ni apoderados ni interventores suficientes en Andalucía para cubrir la noche del referéndum.
En el diario El País del 29 de febrero de 1980, el que fuera por entonces diputado —que había cesado como ministro del Interior un año antes— comentó con humor las noticias de que estaba en Andalucía encabezando una gran operación de «pucherazo». «Ya sabéis —dijo en el Congreso— estáis hablando con mi doble, porque yo estoy en Andalucía.» «De León —añadió— podrán haber ido menos o más que de otras ciudades. No lo sé. Pero lo que sí puedo asegurar es que yo no he dirigido ninguna operación». El político leonés se reafirma en esta declaración —«Fueron porque UCD no tenía apoderados ni interventores allí»— pero no ofrece más información.
El número de militantes de León que participaron como interventores del partido del Gobierno en el referéndum andaluz fue de 142, según informaciones publicadas por la prensa local, en las que se cifraba como fuente a la propia secretaría provincial ucedista. Aunque en ningún momento se dio a conocer la identidad de las personas que integraron el grupo —el propio Cabañeros ha rechazado esta misma semana citar nombres—, El País publicó que la lista estaba encabezada por el ex ministro del Interior, Rodolfo Martín Villa. Junto a él irían los diputados Manuel Núñez Pérez, Manuel Ángel Fernández Arias y Baudilio Tomé, así como el senador Ubaldo Nieto de Alba. Tan sólo Justino Azcárate y Emilio Martín Villa, este último hermano del ex ministro, permanecieron en León. El resto de la expedición estuvo integrada por miembros de las ejecutivas locales y provinciales de UCD, alcaldes y concejales de varias localidades de la provincia, militantes y algunos funcionarios afiliados al partido.
José Antonio Cabañeros recuerda que la comitiva fue en autobús hasta Madrid y una vez allí un avión les llevó a Andalucía. Cádiz, sobre todo Jerez de la Frontera, fue la provincia en la que fueron instalados. y una vez allí —llegaron con un día de antelación— se decidió a qué colegios electorales acudirían y se entregaron las credenciales.
Las dietas y costes de alojamiento corrieron a cargo del partido y Cabañeros achaca a los más de cuarenta años que han pasado el olvido acerca de si el grupo fue distribuido entre las distintas provincias andaluzas a su llegada a Cádiz o si su trabajo como interventores se redujo únicamente a esta provincia.
Dos días después del referéndum, el leonés Manuel Núñez Pérez mantuvo una dura discusión con Guillermo Galeote en el programa de Radio nacional de España Golpe de teléfono. En ella, el representante socialista acusó al partido de Adolfo Suárez de manipular la campaña electoral: «En Andalucía, la manipulación ha llegado a unos extremos inenarrables». Galeote denunciaba que UCD había tenido personas pagadas para controlar las mesas, a lo que Núñez Pérez contestaba que éstas no habían sido sino interventores: «Nosotros hemos dicho que los compañeros de partido que acudieron al referéndum andaluz fueron exclusivamente para garantizar los resultados, sean los que sean».
El diputado leonés defendía que era «lógico» que un partido estatal articulara «una acción de solidaridad con Andalucía para defender una opción». Y seguía: «El hecho de que hubiera apoderados de UCD en las mesas ha provocado unos incidentes que yo calificaría de conducta antidemocrática por parte de los partidos de izquierda, y no estoy denunciando al PSOE sino a otras fuerzas políticas».
En este sentido, José Antonio Cabañeros recuerda que aquella noche hubo «algunos problemas» que llevaron incluso a tener que «levantar algún acta».