Casa Toribio Fierro
Isidoro Sainz Ezquerra, santanderino, titulado en 1904, entre 1914 y 1953, fue arquitecto municipal de León donde compatibilizó trabajos públicos y privados, siendo autor de una ingente obra hoy en parte desaparecida. En octubre de 1925, firmó este Casa para Toribio G. Fierro en un solar de la calle La Torre. Había proyectado una estructura de muros de carga en cinco crujías paralelas a fachada. Sin sótano. Planta baja para locales comerciales, centrado portal con escalera de tres tramos —hoy con ascensor en su ojo—, para subir a seis viviendas en tres plantas y a otros pequeños domicilios bajo cubierta. Distribuyó las viviendas por un tortuoso pasillo relacionando sus múltiples estancias entre patios de luces y las tradicionales galerías al patio de manzana. Concibió el alzado principal totalmente revocado, simétrico y tripartito. Basamento con sencilla portada axial en carpanel entre machones fajeados y los huecos de las tiendas. Cuerpo principal de tres pisos con tres hileras de balcones sobre consolas, delicadas barandillas de forja con motivos colgantes de inspiración modernista, dinteles adornados y guardapolvos arriba. Entre los balcones dos cuerpos de miradores de obra sobre ménsulas fingidas que presentan en su frente, grandes vanos en arco rebajado con salmeres y clave resaltados, carpinterías de madera, antepechos ciegos, pretiles metálicos y estilizadas pilastras de esquina con capiteles «compuestos». Y un tercer orden abriendo insólitos vanos neorrococós con guirnaldas. Estructurándolo todo, finísimas pilastras sobre ménsulas con mascarones y gotas, culminadas por un tramo decorado y capiteles «toscanos» que parecen sostener una faja lisa bajo un bello alero de madera… ¿Eclecticismo?... Ciertamente un tardío Historicismo Neobarroco, monumental y de gran plasticidad, que Sainz Ezquerra dispuso, manejando, con su habitual maestría, ese conocido repertorio formal y decorativo «academicista», acorde al gusto de una burguesía acomodada y emergente deseosa de abandonar el recinto amurallado para ir ocupando, poco a poco, el novedoso Ensanche… ¡Tan «saludable» y abierto al futuro!