VOLUNTARIADO
Teléfono de la Esperanza: «Lo que más nos cuesta es atender los turnos de noche»
Medio centenar de personas voluntarias sostienen la labor de escucha del Teléfono de la Esperanza en León. La asociación, a punto de cumplir los 15 años en León, busca más oídos y profesionales voluntarios para reforzar sus programas y atención. Buscan especialistas en psicología, trabajo social y temas legales. En la atención telefónica, «lo que más nos cuesta son los turnos de noche», señala la presidenta, Ana Agúndez.
El Teléfono de la Esperanza busca personas voluntarias en León. Con 51 colaboradores en activo, cinco psicólogos y dos trabajadores sociales, la asociación inició ayer el proceso para captar y formar a personas que deseen dedicar una parte de su tiempo a la escucha y el apoyo a las personas que acuden a este dispositivo.
«Hay muchas personas que quieren ser voluntarias, pero luego no es fácil», comenta Ana Agúndez, presidenta del Teléfono de la Esperanza que es voluntaria en la asociación desde sus comienzos hace tres lustros.
El voluntariado en el Teléfono de la Esperanza es «exigente y muy gratificante», apostilla Piedad, otra histórica voluntaria, que se ocupa de coordinar a los grupos de los diferentes talleres que ofrece trimestralmente. «Buscamos gente que tenga interés real, tiene que ser muy vocacional porque requiere una formación larga», añaden.
Ingeniera industrial y jubilada de la enseñanza, ambas forman parte del equipo de escucha, de las personas voluntarias, que durante 24 horas, ambas combinan sus responsabilidades con una dedicación a la atención telefónica.
En el Teléfono de la Esperanza hay que comprometerse con un tiempo mínimo de voluntariado al mes para poder organizar los turnos.
«Lo que más nos cuesta es cubrir los turnos de noche», señala Agúndez, sobre todo cuando llegan los fines de semana y las vacaciones.
Las noches son más difíciles para atender el teléfono. «La gente que llama por la noche es más problemática, hay que estar muy centrado y cuesta», apunta la presidenta. Algunos de estos servicios se hacen desde casa con una aplicación específica. Pero no siempre es así y también hay servicios nocturnos en la sede.
Los perfiles de las personas son variados. «Para ser voluntario no tienes que ser psicólogo, aunque es verdad que siempre estamos buscando especialistas en psicología, trabajo social y necesitamos a alguien del ámbito legal pues muchas veces las crisis de las personas pueden estar motivadas por situaciones de su vida para las que necesitan ayuda de especialistas», explican. En los cursos de formación se potencian unas habilidades específicas. No hay unas condiciones de cualidad específicas que sean excluyentes: «Hay que tener formación e ideales de ayudar a la gente con problemas emocionales; ser una persona solvente, seria y respetuosa», precisa la presidenta.
«Es muy satisfactorio cuando sientes que has ayudado a alguien. Es esa sensación de ser útil», apostilla la presidenta. Ana Agúndez llegó cuando aún no se había puesto en marcha el programa de atención telefónica. «Buscaba un sitio donde hacer voluntariado y sigo aquí
En el Teléfono de la Esperanza la persona voluntaria se hace. «Entré a hacer talleres cuando Mercedes (la fundadora) trajo la asociación a León desde Valencia y empecé haciendo talleres», explica Piedad Paacho. Son ya 17 años de voluntariado porque la formación de voluntariado empezó casi dos años de la apertura real del servicio.
«Toda la vida he estado haciendo cursos de crecimiento personal y pensé que la formación del Teléfono de la Esperanza no me iba a aportar nada», confiesa esta histórica voluntaria. La realidad ha sido bien distinta a lo que imaginó.. «Toda la formación me ha ayudado muchísimo porque se centra en uno mismo y en elevar la autoestima, algo que nos hace falta todo l mundo y a las mujeres en particular por la educación que hemos recibido», subraya.
Recuerda el caso de una mujer casada con varios hijos que no tenía experiencia de su identidad. «Había vivido la vida de su marido, de sus hijos, pero ella casi no sabía si existía». La formación que ofrece el TE «te orienta a ir a ti misma, a los muchos valores que tenemos y que podemos descubrir en este proceso».
Con este trabajo personal, Piedad ha pasado desde la escucha a ser coordinadora y aactualmente estar al frente de los grupos. También fue presidenta en una etapa. Atender en el teléfono las llamas de personas que se encuentran en situación de soledad, desorientadas o incluso en crisis de suicidio ha sido todo un aprendizaje.
«No todos los días llaman persons que se quieren suicidar», puntualiza. De las casi 10.000 llamadas que recibió el año pasado el Teléfono de la Esperanza de León, 150, algo más del 1%, fueron por crisis, ideas o actos de suicidio.
Con la superación de los peores momentos de la pandemia, el Teléfono de la Esperanza quiere recuperar más presencialidad. Para el cuarto trimestre se ofrecen 17 cursos de diferentes temáticas. Las personas que van a ser voluntarias tienen que hacer previamente un formación intensiva para empezar el proceso.