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VACUNA DEL PAPILOMA HUMANO

Fin al cáncer de cuello de útero

La doctora Alija defiende la vacuna del virus del papiloma humano como pilar para la erradicación de este tumor junto con los cribados poblacionales y la población tal y como propone la estrategia 90-70-90 de la OMS

La doctora Marisa Alija, especialista en Obstetricia y Ginecología, en su despacho del Centro Ginecológico HM San Francisco. fernando otero

León

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El cáncer de cuello de útero puede ser el primero en erradicarse en el mundo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzó hace dos años la campaña 90-70-90 de cara al decenio 2021-2030 en la que se han comprometido la mayor parte de los países. «La eliminación de un cáncer parecía un sueño imposible hace un tiempo. A día de hoy disponemos de herramientas para la prevención del cáncer de cuello uterino, que pueden hacer realidad este sueño; posiblemente, será el primer cáncer que se erradique», afirma la doctora Marisa Alija, especialista en Obstetricia y Ginecología en la Unidad de Patología Vulvo-Cervical del Centro Ginecológico de León HM San Francisco.

El cáncer de cuello de útero, señala la experta, «es una de las principales amenazas para la salud y la vida de las mujeres en los países pobres», donde el 90% de las mujeres con cáncer de cuello de útero mueren. Alija es una de las formadoras de profesionales sanitarios para implementar la estrategia de la OMS en León.

«Juntos podemos hacer historia», añade si se dedican los esfuerzos y recursos suficientes a trabajar en las tres direcciones que señala la OMS. «El cáncer de cuello de útero se puede prevenir y evitar con la vacuna; diagnosticar precozmente con el cribado y curar en sus lesiones precursoras», puntualiza la médica, para quien «luchar contra él es también una lucha por los derechos de las mujeres y las niñas».

El virus del papiloma humano (VPH) es el causante del 100% de los tumores de cuello de útero y está detrás de otros de forma relevante: ano (90%), pene y vulva (40%) y oro-faringe (70%). Y la vacunación de las niñas e incluso niños —como se va a hacer en Cataluña este curso— y las mujeres adultas son parte fundamental de la estrategia de prevención primaria del cáncer. Actualmente se administran 2 dosis hasta los 15 años y 3 dosis a partir de esa edad, durante 6 meses. Incluso, ya se está estudiando reducirlo a una sola dosis, estrategia que acaban de aprobar en el Reino Unido, y que podría favorecer la implantación de la vacuna en todo el mundo.

León, con unas tasas de cobertura de la vacuna del 80%, muy por encima de la media mundial del 55%, todavía tiene camino que andar hasta alcanzar el 90% de cobertura que se ha propuesto la OMS en este decenio. «Solo podremos eliminar el cáncer del cuello uterino, si aunamos el poder de las herramientas que tenemos (vacuna más cribado), con la determinación de ampliar su uso a nivel mundial», subraya Marisa Alija.

La estrategia de la OMS 90-70-90 tiene como objetivo que el 70% de las mujeres sean examinadas mediante una prueba de alta precisión, equivalente o superior a la del VPH, antes de los 35 años y una vez más antes de los 45 años y así poder detectar los estadios precancerosos de cuello uterino.

A las citologías tradicionales, que inspeccionan la posible presencia de lesiones precancerosas, se han sumado pruebas más sofisticadas. «Ahora disponemos de pruebas moleculares, que detectan directamente el material genético del virus y que son mucho más sensibles», explica Alija.

Con la prevención secundria de los cribados se pueden diagnosticar más lesiones y espaciar mucho más los cribados. Además, se puede identificar el tipo de VPH y así poder hacer un seguimiento más estrecho si se trata de un VPH con alto riesgo oncogénico.

La nueva estrategia de cribados en España fue publicada en 2019 por el Ministerio de Sanidad. Castilla y León es una de las comunidades que, junto al País Vasco, La Rioja, Aragón, ha actualizado el cribado antes del fin del plazo en 2023.

Se ha cambiado el modelo oportunista —a demanda de las mujeres— por el poblacional, que busca captar al menos al 70% de la población. A las mujeres de 25 a 34 años, se les reliza citología cada tres años. Y a las mujeres de 35 a 65 años, controles de HPV cada cinco años. Si es positivo, se realiza un triaje con citología, que hay repetir al año si es negativa.

La prevención terciaria tiene por finalidad «conseguir un buen diagnóstico, un adecuado tratamiento y un correcto seguimiento que logren aumentar la supervivencia y la calidad de vida de las mujeres con cáncer de cuello uterino, incluyendo el acceso a los cuidados paliativos», añade.

En este aspecto, el objetivo de la estrategia 90-70-90, es que el 90% de las mujeres con lesiones precancerosas y con cánceres invasivos tengan acceso a un tratamiento. Para la OMS la eliminación del cáncer de cérvix significa conseguir una incidencia menor a 4 casos por 100.000 habitantes y por año y un compromiso en el futuro de acabar con el cáncer de cuello uterino.

Para conseguirlo se han trazado tres objetivos. Que la vacunación de al menos el 90% de las niñas menores de 15 años con la pauta completa; que el diagnóstico precoz mediante el cribado de este cáncer con una prueba altamente sensible, llegue al menos al 70% de las mujeres entre 35 y 45 años y en tercer lugar, el tratamiento adecuado y eficaz del 90% de las mujeres con lesiones precancerosas y cáncer de útero.

La doctora Alija, del Centro Ginecológico HM San Francisco y La Regla, subraya que «el pilar de la prevención primaria —evitar que aparezca el cáncer de cuello uterino— es la vacuna frente al VPH (Virus del Papiloma Humano). La prevención secundaria, que trata de detectar precozmente este cáncer, es el cribado de cuello uterino y, por último, la prevención terciaria pasa por conseguir un buen diagnóstico y un adecuado tratamiento de las lesiones precancerosas y del cáncer».

«Con esta estrategia mundial de la OMS se ve posible la eliminación del cáncer de cuello uterino como un problema de salud pública a finales de siglo. Para lograrlo es fundamental alcanzar coberturas de vacunación y de cribado elevadas», añade la especialista. Actualmente se administran 2 dosis hasta los 15 años y 3 dosis a partir de esa edad, durante 6 meses. Incluso, ya se está estudiando reducirlo a una sola dosis, estrategia que acaban de aprobar en el Reino Unido, y que podría favorecer la implantación de la vacuna en todo el mundo.