Emilia. La voz de Radio Taxi durante 37 años se jubila
Emilia López Marqués siempre despide a los clientes con un "hasta lueguín"
‘¡Hasta lueguín’! Así se despide la ponferradina Emilia López Marqués de la última llamada que atiende de un cliente que solicita los servicios de un taxista en León. Esa ha sido su costumbre en los 37,5 años al otro lado del teléfono de Radio Taxi. La voz que durante casi 38 años ha movilizado a todos los choferes de León es la primera que se jubila de la empresa tiene también el récord de más años trabajados en el servicio.
Rodeada de cuatro pantallas de ordenadores que controlan las llamadas y los desplazamientos de los taxistas, Emilia López atiende a los clientes y vigila que la circulación fluya por León tal y como está planificado.
En una de las pantallas se mueven a gran velocidad unos diminutos objetos de distintos colores. Los verdes son taxis que están libres, a la espera de asumir algún servicio, los azules son los que circulan en ese momento por la ciudad con un cliente en el interior y los naranjas están a punto de finalizar la carrera que tienen encomendada.
Controlar y aprender el funcionamiento de esos paneles fue lo peor que recuerda en los años de actividad laboral. Emilia tiene una discapacidad física en un brazo y reconoce que para ella supuso un reto personal afrontar el trabajo como el resto de sus compañeros. Lo que en un principio podría suponer una desventaja, lo convirtió en un reto personal que superó con creces.
«He llegado a atender más de mil llamadas en un turno de mañana»
«La empresa quiso colocarme un teclado especial para que pudiera atender las llamadas, pero dije que no, que ya me arreglaba yo. He atendido igual, el mismo número de llamadas y con la misma eficiencia y rapidez que mis compañeros que tienen las dos manos para trabajar». Para Emilia es un orgullo personal que pone en valor toda su trayectoria.
«Era peor antes de que llegaran los ordenadores. Entonces tenía que coger las llamadas, escribir en un papel los destinos solicitados y los taxis que asumían el servicio, y coger el micrófono para ponerme en contacto con ellos. Llegaba a casa con tortícolis de apoya el teléfono entre el oído y el hombro porque sólo podía utilizar una mano, pero aprendí a hacerlo con las dos, así que no hubo ningún problema».
Emilia tiene el título de radiofonista desde el año 1981
Emilia acude hoy (por ayer) a la sede de Radio Taxi un día después de su jubilación y se pone al mando de las llamadas «que tan feliz me hacen». Al otro lado hay taxistas que reconocen su voz y alguno le hace algún comentario, conocedor de que a partir de ahora será otra persona la que les dará las instrucciones en su turnos de trabajo. Radio Taxi tiene en plantilla a seis telefonistas y para sustituir a Emilia acaba de contratar a otra mujer, también con una discapacidad física. «Es lo que más feliz me hace. Fue una de las peticiones que hice a la empresa cuando estaba arreglando los papeles para jubilarme, quería que en mi puesto entrara tuna persona con discapacidad».
Los 179 taxistas de la ciudad de León identifican a Emilia por su voz, igual que los clientes
Emilia tiene el título de radiofonista desde el año 1981. «El Centro Base de Discapacidad de León nos envió a Oviedo a ocho personas a un centro de enseñanza donde nos prepararon. Allí nos enseñaron el oficio, cómo había que tratar a los clientes y cómo atender las llamadas. Cuando se inauguró Radio Taxi en el año 1982 entraron los cuatro que más lo necesitaron y a los pocos meses entré yo y desde entonces estoy aquí. Este trabajo me ha hecho feliz, me gusta mucho, y ahora siento mucha pena».
Los 179 taxistas de la ciudad de León identifican a Emilia por su voz, igual que los clientes. «Antes eran 205 taxistas pero como ha bajado la población han quitado licencias».
Durante el tiempo que dura este reportaje, a primera hora de la tarde, el teléfono no para de sonar.
Emilia tiene una discapacidad física en un brazo. Lo que en un principio podría suponer una desventaja, lo convirtió en un reto
«He llegado a atender más de mil llamadas en un turno de mañana», asegura. «Hay veces que entras a las seis de la mañana y no puedes levantarte hasta que acaba el turno». El movimiento de taxis en horas puntas es lo más estresante «sobre todo cuando en alguna ocasión llama alguien llorando que necesita un taxi para ir al hospital y ves que están todos ocupados en este momento y tienes que buscar para localizar al uno disponible y que más rápido pueda ir».
Pero al principio no fue fácil. «Sufrí muchísimo, me veía agobiada con una mano sola porque las llamadas son muchas. He luchado toda mi vida por rendir y trabajar como todo el mundo y ya ves, aquí he estado hasta la edad de mi jubilación. Lo único que no puedo hacerme es una trenza. El resto, lo puedo hacer todo»
Toda su vida profesional está vinculada a un teléfono. «Antes de entrar aquí estuve en una gestoría, pero también atendiendo el teléfono».
Las noches más tranquilas son las de los lunes, martes y miércoles. «El jueves empieza el movimiento nocturno. La gente sale de fiesta y de botellón y se desplaza, por lo que hay más llamadas».
Las noches más tranquilas son las de los lunes, martes y miércoles
Ahora es el momento de desconectar, descolgar el teléfono y disfrutar de la familia. «Mi jefe dice que no me estrese tanto, que me lo tome con más tranquilidad, pero no siempre es posible. Ahora que me jubilo aprovecharé para hacer las cosas que me gustan, apuntarme a natación, salir con mi marido y visitar a mi hijo. Mi voz la reconoce todo León. Me dicen que les resulta relajante porque yo trato a las personas con mucha educación e intento ayudarles. Para mí ha sido una satisfacción poder estar aquí, trabajando con todos mis compañeros. Muchos han llegado y se han ido, pero yo he permanecido en esta empresa porque me gusta mi trabajo, que he desempeñado con la misma eficacia que mis compañeros. Hace más quien quiere que quien puede».
«¡Hasta lueguín! Se despide y acaba su último servicio.