Paco Robles, embajador de los niños de la guerra
El leonés evacuado en 1937 con 3.800 menores de Euskadi a Inglaterra cuenta su historia en la Embajada de España en Londres
Érase una vez un niño de diez cuando España estaba en guerra. Era un niño nacido en León, a los pies de la Catedral, que vivía en Barakaldo donde su padre había cogido un trabajo en los altos hornos. Había muchos bombardeos y ametralladores y había hambre. Comían pan negro, carne de caballo.... No es un cuento.
El niño se llama Francisco Robles Hernando, Paco, tiene 96 años y este jueves fue el embajador de los niños de la guerra en la Embajada de España en Londres. Es uno de los 3.835 niños y niñas evacuados desde el País Vasco a Inglaterra en el vapor Habana después del bombardeo de Guernika por los aviones nazis de la Legión Cóndor que ayudaron a Franco a ganar la guerra.
Iban por tres meses y para al menos medio millar, Inglaterra se convirtió en su nuevo hogar. Se quedaron para siempre. Paco Robles contó su historia en la Embajada de España en Reino Unido, en Londres. este jueves. El embajador, José Pascual Marco, dio la palabra al leonés en el acto de recepción a la colonia de emigrantes, en representación del centro de mayores Miguel de Cervantes al que Paco acude todos lo sábados en su sede de Notting Hill.
Muy cerca este centro, en Portobello Road, hay un mural que cuenta la historia de la evacuación de los niños vascos durante la Guerra Civil y la solidaridad del pueblo británico. Porque, como contó Paco Robles en la embajada española, «el Gobierno inglés no nos quería». Fue gracias a la duquesa de Atholl y a Leah Manning que «nos acogieron tras el bombardeo de Guernika».
El barco llegó a Inglaterra el 23 de mayo de 1937 después de dos días y medio de viaje y mareos. «Nos trajeron a Southampton y nos alojaron en 400 tiendas de campaña de un granjero que prestó dos campos», relató. Vivíamos ocho en cada tienda de campaña y todos cogimos sarna y nos llevaron a las colonias con la sarna y ahí nos curaban con azufre, pero venían niños de otras colonias y traían sarna otra vez y nos pasamos casi seis meses así», añadió Paco en una alocución de diez minutos en la embajada.
Con la mirada intacta de un niño prosiguió: «No lo pasamos mal; yo lo pasé bien. Vinimos solo por tres meses y a los diez meses querían traernos a dos maestros para que nos enseñaran inglés. Yo dije: Voy a estar solo tres meses, para quiero el inglés. Y me dijeron: Si ya estás casi un año, mejor que aprendas algo».
Lo primero que aprendió a decir fue: «I think so». Cada vez que le preguntaban algo contestaba con esta expresión y como la gente se reía, el niño pensaba que ya sabía inglés. La mayoría de los niños y niñas regresaron a partir del 1 de abril de 1939, cuando Franco ganó la guerra. Algunos con reclamos falsos, «llegaban a España y se encontraban con que eran huérfanos o sus padres estaban refugiados en Francia».
No fue el caso de Paco ni de su hermana María Jesús. Su madre les dijo que se quedaran. «Tu padre está en la cárcel —le condenaron a 30 años y cumplió cinco— y lo estamos pasando muy mal. Y aquí me quedé...».
Pasó por ocho colonias y «empecé a trabajar a los 14 años en una fábrica de munición de la Marina británica». Habían huido de los bombardeos de España y vivió los duros ataques aéreos de Alemania sobre Inglaterra durante la II Guerra Mundial. «Tuve suerte porque lo estoy contando aquí», señaló Robles tras relatar los episodios de las dos bombas que cayeron en las colonias.
Después de 85 años de su llegada a Inglaterra, el embajador de los niños de la guerra le pidió al embajador de España Reino Unido dos deseos. El primero, que el Imserso vuelva a incluir en sus viajes a los españoles emigrantes que no han cotizado en España, como ocurría hasta hace pocos años, y el segundo volver a tener su pasaporte español, cuya renovación se ha retrasado por la pandemia. Con la sanidad británica tiene pendiente otra cuenta. Que le operen del brazo que se lesionó en una caída hace 20 meses. A Paco le dicen que tiene mucho valor. «A mi edad tienes que tenerlo porque bajo un gobierno como el que tenemos se olvidan de que estás vivo».