Vivir a oscuras en el corazón de España
La Cañada Real cumple dos años sin suministro eléctrico, lo que aumenta la vulnerabilidad de unas 4.000 personas en un área afectada cada vez mayor
Cuando iba al instituto, Houda Akrikez caminaba tres kilómetros hasta la carretera a Valencia para esperar el autobús. Donde vive, en el sector 6 de la Cañada Real, a veinte minutos de la madrileña plaza de Sol, no hay una ruta de transporte público. Tampoco colegios, supermercados, centros de salud o parques cercanos. Llevaba, no obstante, «la vida de cualquier persona, a pesar de la marginalidad de un barrio humilde, sencillo y totalmente aislado de la ciudad. Pero llevábamos una vida que intentábamos que fuera normal, en nuestra zona de confort. Nuestro ritmo de vida era como el de cualquier ciudadano». Y entonces vino el corte de suministro eléctrico. Un gran apagón en el corazón de España.
Hace dos años, un 2 de octubre, «la luz se cortó y no volvió en 16 días», recuerda Akrikez, ahora madre y presidenta de la asociación vecinal Tabadol. No hubo preaviso, pero sí señales. Los vecinos recuerdan a los «operarios de Naturgy» que subían a las torretas y las excusas por parte del portavoz regional. «Nos decía que intentaban dividir los sectores 5 y 6 para que no haya exceso de demanda en la red eléctrica», recuerda. Estos dos sectores son los más vulnerables de la Cañada Real, y a los que afectó primero la interrupción del servicio eléctrico.
En estos meses el apagón se ha extendido, pasando de la totalidad del sector 6 y el racionamiento en el 5, al corte permanente en ambos e intermitente en los sectores 2, 3 y 4, según confirman varias fuentes. «Ha empeorado la situación», ratifica Ignacio Campoy, presidente de la Plataforma Cívica de Apoyo a la Lucha por la Luz de Cañada Real. «Ahora mismo esos sectores están con problemas de suministro y también cortes de agua. Las políticas que van a peor. Tampoco hay ahora correo postal, que antes sí había, y los autobuses del ayuntamiento que salían de Arganda del Rey han sido cancelados» denuncia. «Es un ataque. Pero también han aumentado las denuncias de las organizaciones de derechos humanos». La plataforma calcula que hay unas 4.000 personas afectadas, de las que 1.800 son menores de edad (unos 1.200 infantes en el sector 6, según el documento ‘Luz para la Cañada Real’, elaborado por la Universidad Carlos III ).
Pasados los días iniciales de estupor y desconocimiento, los vecinos se organizaron y protestaron. «Tenemos mucha dignidad y defendemos nuestros derechos», dice Akrikez. Un mes después empezaron «a poner la luz en tramos horarios que no eran lógicos. De diez de la noche a ocho de la mañana. Cuando los niños se van a acostar y se van a levantar. Y luego la cortaron totalmente y no la volvieron a poner». Descubrieron, dice, que la compañía eléctrica había instalado «aparatos para limitar la potencia y que no llegue a las viviendas».
Las necesidades prioritarias son «tener luz para no quedarte a oscuras y poder refrigerar alimentos para no ir tantas veces al supermercado y tener una mejor nutrición sin tirar de los ultraprocesados. Y, tercero, la lavadora. Después, según la época, no pasar frío y ducharte con agua caliente, o no asfixiarte en verano». Y atender a los mayores, los másvulnerables, que llevan cuatro décadas viviendo allí. Hay mucha gente mayor que necesita respiradores por la noche.