Diario de León
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Almudena Grandes quiso imaginar en su última novela un futuro que podía suceder en un país como España sorprendido por la pandemia y analizar los peligros que veía en el presente, un «episodio del futuro y no del pasado» al que dedicó sus últimos meses y que se convirtió en su forma de aferrarse a la vida. El poeta y director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, viudo de Almudena Grandes, fallecida el 27 de noviembre de 2021 a consecuencia de un cáncer, ha presentado este lunes junto con el editor de Tusquets, Juan Cerezo, Todo va a mejorar, su novela póstuma.

Almudena Grandes estaba preparando «Mariano en el Bidasoa», el sexto y último de los Episodios de una Guerra interminable —que concibió como una serie de novelas para dar voz a los perdedores de la guerra civil— , cuando comenzó el estado de alarma y el confinamiento y decidió interrumpir este proyecto para responder a través de la literatura a esa situación, al igual que hizo con «Los besos en el pan» en la crisis económica de 2008. La autora comenzó a tomar notas para esta novela en la primavera de 2020 y el 7 de mayo empezó a escribirla como un «regalo» que se hacía a sí misma en su 60 cumpleaños.

Pero, como ha recordado García Montero, el 20 de septiembre en un reconocimiento médico recibieron la noticia de que tenía cáncer y en octubre retomó la escritura, tras la primera sesión de quimioterapia, y se dedicó a ella porque era una forma de aferrarse a la vida, «se convirtió en una tabla en la que apoyarse». Escribió y se dedicó a su historia hasta que durante sus tres últimas semanas de vida, cuando la muerte se convirtió en una realidad, «me explicó cómo quería acabar la novela —recuerda García Montero—, leímos juntos las anotaciones de los cuadernos, hablamos de las posibilidades y me pidió que escribiese yo lo que iba a quedar sin concluir. Quería que sus lectores conociesen el final de la historia que ella había imaginado». «Eso es lo que he procurado hacer en el último y breve capítulo de este libro. No he pretendido, desde luego, estar a la altura narrativa de Almudena, sino escribir, como ella quería, unas páginas que siguiesen sus indicaciones. Espero no haber traicionado el amor que sintió por sus lectores».

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