Diario de León
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c Nuria González Pérez titula su carta ‘Gracias al Sacyl y sus profesionales’: «Todo comenzó el 23 diciembre de 2021, cuándo el doctor Jose María Canga Presa, cirujano del Servicio de Cirugía General del Hospital de León, vio en una radiografía de tórax de mi padre algo que no le gustó. Y fue en el preoperatorio de una hernia que ha tenido que esperar. Casualidad o suerte, nunca se lo agradeceremos lo suficiente. Ese ‘algo’ resultó ser un tumor en el pulmón izquierdo del que, a día de hoy, la oncóloga le ha dado permiso para seguir con su vida totalmente normal. Con la mirada puesta en las revisiones, pero vida normal que es mucho. Tanto, que la vorágine diaria no nos permite apreciarla y disfrutarla.

Han sido de meses de pruebas y de consultas en el Hospital Universitario de León y en el Hospital Clínico Universitario de Salamanca. Meses de incertidumbre y de esperanza, meses de conversaciones y de silencios, meses de dudas y de preguntas. Desde aquí, mi padre, Miguel Alberto González, y mi familia queremos agradecer a todos los profesionales del Sacyl, de la sanidad pública de Castilla y León, el trato recibido en todo momento, días no siempre fáciles. Empezando por la doctora Piedad Rivas, neumóloga del Hospital de León, que no escatimó en pruebas para detectar el dichoso tumor abriéndonos el camino para que lo que vendría después.

De León nos derivó para operar el pulmón izquierdo al Hospital Clínico Universitario de Salamanca, porque León carece de Cirugía Torácica. Lejos de suponer un contratiempo, hemos tenido la gran suerte de encontrar en nuestro camino al doctor Marcelo Jiménez López, jefe de Cirugía Torácica del Hospital Clínico de Salamanca, y a su excelente equipo de profesionales, pendientes de mi padre antes, durante y después de la intervención quirúrgica. El doctor Jiménez hizo fácil lo difícil. Profesionalidad y un exquisito trato humano que no olvidaremos nunca. Todos ellos hicieron que nuestros viajes a Salamanca, en pleno invierno, y nuestra estancia allí, durante una semana tras la operación, fueran más amables y llevaderos.

Ya en León, su preocupación ha sido constante y las llamadas para interesarse por su estado de salud numerosas. Mención especial a Cristina, por su cariño y atención.

Con la recuperación, cuándo hubo que empezar de nuevo, incluso a respirar, llegaron los resultados del tumor y, con ellos, nuestra visita a Oncología, en el Hospital de León. Allí nos encontramos con la doctora Pilar Did. Sólo los que hemos pasado por esa primera consulta sabemos la cantidad de preguntas, dudas y miedos que pueden llegar a surgir. En pleno verano afrontamos las sesiones de quimio, con las que llegamos al otoño. No tenemos más que palabras de agradecimiento a todo el personal de Oncología con el que nos hemos encontrado.

Amabilidad, amabilidad y amabilidad. Gracias, gracias y gracias. Hacéis un trabajo excepcional. Siempre buenas palabras y sonrisas, a pesar del aluvión de trabajo que tenéis cada día. Ahora le toca el turno a la hernia, providencial.

Sirvan estas líneas para reconocer, una vez más, la valía y el valor de los profesionales de la sanidad pública de Castilla y León».

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