Diario de León

AGUSTÍN MOLLEDA CIERRA EL CÍRCULO DEL HOSPICIO LEONÉS

La buena leche de las amas de cría de San Cayetano

Después de denunciar los abusos sexuales y físicos a los acogidos en la inclusa en ‘San Cayetano E-83’, retratar el camino de un hospiciano en la vida ‘Extramuros’ y el destino de las chicas en ‘Ave María Purísima’, el autor cierra el círculo con la novela ‘Hermanos de leche’ y rescata del olvido el papel de las amas de cría en la crianza de los bebés del torno

Agusttín Molleda cierra el círculo del hospicio leonés. DL

Agusttín Molleda cierra el círculo del hospicio leonés. DL

León

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La Diputación de León proveía 27.000 pesetas para nodrizas de la casa de misericordia y hospicio desde abril a diciembre de 1910; otras 15.000 pesetas iban destinadas a las nodrizas del Hospital de Astorga y 8.000 pesetas a la casa cuna de Ponferrada, con el mismo propósito.

Las nodrizas, más conocidas como amas de cría en León, amamantaban al menos a dos bebés en el hospicio, y a veces también al suyo propio. Por lo general eran madres solteras que huían de su entorno para evitar la vergüenza que suponía para ellas y para la familia traer al mundo un hijo sin padre que lo conociera. A veces eran expulsadas por el embarazo de las casas donde trabajaban como criadas y el padre era de sobra conocido. No pocas fueron víctimas de violaciones del señor o señoritos.

Para ganarse la vida, algunas ofrecían su leche a otros bebés. La demanda de amas de cría traspasaba las verjas del hospicio. En el Diario de León de principios del siglo XX son frecuentes los anuncios de familias que buscan a una mujer con buena leche, pero también las que la ofrecen: «Ama de cría se ofrece para lactar en casa de los padres. Primeriza, 20 años de edad, leche de un mes y constitución excelente. Dirigirse en Villaquejda a Severiano García Giganto», reza un anuncio del 20 de febrero de 1908 en este periódico. Unos meses antes, el 30 de diciembre de 1907, se ofrecía otra joven de la capital «con leche de dos meses para casa de los padres. Informarán, carretera de Renueva, casa letra B...». 

Agustín Molleda. DL

Agustín Molleda. DL

Los anuncios de amas de cría prosiguen hasta mediados del siglo XX. Cuando Agustín Molleda llegó al torno de San Cayetano, envuelto en una mantilla y sin nombre una mañana de octubre de 1949, las amas de cría seguían siendo el sustento de los bebés abandonados. Cuando creció mantuvo el contacto con aquellas mujeres que, junto con las Hijas de la Caridad que atendían el hospicio, fueron sur primeros referentes femeninos.

«Tenía mucho contacto con las amas de cría porque fui monaguillo de los siete años del pabellón de los bebés», explica Molleda. Este hombre, que vivió el traslado del hospicio desde el viejo edificio que se alzaba en la manzana que ocupan Correos y los edificios culturales hasta Puerta de la Reina hasta la Ciudad Residencial Infantil San Cayetano.

También fue testigo, como ya denunció en su primer libro, de los abusos sexuales y los maltratos físicos que se dieron en el flamante nuevo centro durante la etapa en que los varones estuvieron al cargo de los Terciarios Capuchinos. Ahora tiene intención de cerrar el círculo de San Cayetano con el libro Hermanos de leche , publicado por la editorial Lobo Sapiens, que completaría la tetralogía.

Portada del libro. DL

Portada del libro. DL

Agustín Molleda, peregrino, montañero y viajero incansable desde que se jubiló, ha volcado en historias de ficción las experiencias vividas en el hospicio que, junto con los testimonios de sus compañeros, han abonado sus tres novelas de la serie. Pero le faltaba algo. «Había hablado de los chicos, de las chicas, pero me faltaba de los bebés», explica.

Molleda, el escritor, ha querido saldar la cuenta pendiente. «Hermanos de leche es un homenaje y reconocimiento de todos nosotros, los de San Cayetano, a las ‘amas de cría, a nuestras ‘amas’, las que con su pecho alimentaron nuestra más tierna infancias. Sin su ‘aportación’, materna, muchos bebés no habrían podido alcanzar ni la infancia».

Con la novela en la que se cuentan las peripecias de Gabriela y Evaristo, a quien su ama de cría les convirtió en hermanos de leche, una vez que salen del hospicio. «Gabriela y Evaristo, dos bebés abandonados a su suerte en el torno del hospicio, tuvieron la fortuna de criarse a los pechos de la ama Matilde y juntos, casi inseparables, emprendieron, cada uno por su lado, un camino de sufrimientos y privaciones de todo tipo, reconfortados, no obstante, por el cariño y el afecto» de su ama de cría.

homenaje pendiente

El tiempo les volverá a reencontrar y a descubrir el secreto de su ama de cría ante la tumba de la mujer. Agustín Molleda reclama un homenaje para las amas de cría que sacaron adelante a los bebés abandonados en el torno del hospicio. «Fueron unas grandes y sufridas mujeres y ‘madres’, de las que ya no quedan», puntualiza.

«Como escribo en la novela, la Diputación de León debió en su día homenajearlas públicamente y tener el detalle un busto o una estatua en los jardines del Pabellón del Niño Jesús (el de los bebés) en su honor». Como nunca es tarde si la dicha es buena, las autoridades provinciales aún están a tiempo de enmendar el olvido. Y quizás también de recordar los muchos trabajos que hospicianos y acogidos (no todos los niños que vivían eran abandonados) realizaron para la institución provincial en lugares tan emblemáticos como Valporquero.

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