Las víctimas de la crisis del clima tendrán una reparación
Financiación de pérdidas y daños.
África emite apenas el 3,8% del total mundial de gases de efecto invernadero (GEI), pero es la región del mundo donde más países sufren las peores consecuencias del cambio climático. Tierras anuladas para el cultivo por un clima que se mueve entre los extremos, de las lluvias torrenciales a los periodos prolongados de sequía, hambrunas, migraciones provocadas por desastres naturales, brotes de enfermedades, deforestación, pérdida de biodiversidad, contaminación, inseguridad alimentaria, pérdida de infraestructuras... Y a todo ello tienen que hacer frente sin apenas recursos económicos ni más capacidad para endeudarse. En total, se calcula que la crisis climática ha destruido una quinta parte del producto interno bruto (PIB) de estos países.
Ante esta situación, los países en vías de desarrollo más castigados han presionado para que en la cumbre del clima de Egipto (COP27) se amplíe las agenda de puntos a negociar y se incluya uno nuevo que hable de cómo compensar económicamente las pérdidas y daños sufridos por estas regiones vulnerables. Y lo han logrado. Ayer, el presidente elector de la COP 27, Sameh Shoukry anunció el inicio «histórico» de la cumbre al ser incluida «oficialmente en la agenda la financiación de pérdidas y daños».
Este punto no había estado nunca en el orden del día oficial, aunque sí en las conversaciones oficiosas. De hecho, ya se puso de manifiesto en la anterior cumbre de Glasgow y centró uno de los debates más intensos, o al menos el que más desencuentros provocó. Tanto, que fue rechazado. Ahora que el encuentro de los mandatarios se celebraba en África, esta reivindicación adquiría mayor notoriedad y se erigía como una de las prioridades de Egipto. Finalmente, antes de la apertura de las negociaciones a lo largo de hoy lunes se aprobará la agenda que reflejará, ahora así, este punto antes pendiente.
En el epicentro de la discusión estará a partir de ahora la fórmula para movilizar recursos suficientes y de forma rápida para los países que se ven más afectados por catástrofes climáticas. Fuentes de la Oficina del Cambio Climático del Ministerio de Transición Ecológica explicaron a este respecto que las ayudas pueden materializarse un fondo nuevo creado ad hoc para esta compensación de daños o salir de otros (fondos verdes, etc.) que ya existen.
Lo que reclaman los países afectados son «facilidades financieras» para hacer frente a los daños y pérdidas, pero hasta ahora se no se habían visto propuestas. Ahora que este punto se pondrá sobre la mesa se espera que se barajen mecanismos concretos.
Apoyos
La Unión Europea y España apoyan la iniciativa. También la mayoría de los países están en una posición positiva, pero hasta dónde llegan las implicaciones de reconocer esta obligación de compensar puede complicar la materalización de este punto. Al margen de la postura de los gobiernos, en los últimos días no han sido pocos los colectivos que han reclamado medidas en pos de la ‘justicia climática’.
Hace unos días la comunidad científica publicó al unísono un editorial en el que reclamaban este cambio de paradigma en la forma de afrontar el problema. No ya por una cuestión moral, señalaba la carta, sino por propio interés. «La crisis en África se extenderá más pronto que tarde», advertían.
La propia OMS alertó el sábado de que las alertas por brotes de enfermedades infecciosas y otros eventos de salud en el Cuerno de África están en su nivel más alto desde el año 2000. También organizaciones humanitarias como Ayuda en Acción han apoyado abiertamente que se aprueben los mecanismos de compensación en esta COP27 ante la situación que viven algunas regiones del continente africano, entre otras. «Apostamos por un sistema de financiación en el que los emisores y grandes contaminadores históricos compensen a los más pobres por los daños causados», reivindican. Esta controversia entronca con el otro tema que centrará gran parte de las discusiones políticas a lo largo de la cumbre; esto es, reformular de forma global de la financiación para lograr una adaptación eficaz a los efectos de un cambio climático que ya está en marcha