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El bar de la solidaridad

Un establecimiento de Mojácar sirve comidas gratis a personas en paro. «Creo que cualquier cristiano necesita irse a dormir con la panza llena», asegura el dueño

El cocinero argentino Carlos Rodríguez (d) junto a su pareja Mónica Escobar, regentan el bar Pública. CARLOS BARBA

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EFE

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Carlos Rodríguez es natural de Buenos Aires (Argentina) pero llegó hace más de 20 años a España y desde hace seis regenta en Mojácar (Almería) el Bar Pública, en el que desde el inicio de su actividad ofrece comida gratis a los parados sin ingresos por solidaridad con quienes más lo necesitan. «La mejor manera de contagiar a la gente es con el ejemplo. Nosotros no creemos en la beneficencia, creemos en la solidaridad, que es muy distinto. Creemos que esas cosas, con el ejemplo, son las que van contagiando», afirma el hostelero en una entrevista con Efe. En el Bar Pública, entre banderas republicanas, retratos del Ché o de Fidel Castro, Carlos tiene colgado un cartel en el que se recoge esta generosa oferta porque asegura que en su local pretenden no solo dar una «buena mercadería» y un «buen servicio» a su pueblo de acogida, sino también tener «la cuota solidaria que todo el mundo tiene que tener». «Creemos que otro mundo distinto es posible. Esa fue la idea. Es un bar en el que es especialmente bienvenido todo el mundo. (…) Estamos muy agradecidos con este pueblo que nos ha recibido con los brazos abiertos y nos ha ayudado en los momentos más difíciles», asevera. Fue concejal en este pueblo con Izquierda Unida. Ahora, por un tema de edad, ya está retirado. «Ideológicamente sigo con mis mismos principios y estamos aquí para ayudar a este pueblo y para compartir las alegrías y las penas», añade. Por ello colgó el citado cartel desde el primer día de apertura, aunque reitera que no pretende darse publicidad así y muestra su sorpresa por la repercusión que ha tenido desde que alguien colgó una foto del mismo en las redes sociales.

«Nunca decimos a quién le damos y a quién no le damos este plato de comida. Hay gente en este pueblo que no lo está pasando bien, como en otros pueblos. Y bueno, dentro de nuestras posibilidades, damos. Si algún día esto nos sobrepasa, veremos que tendremos que hacer (…) Creo que cualquier cristiano necesita irse a dormir con la panza llena, tiene ese derecho», mantiene.

Afirma que hasta que no exista «una sociedad que garantice esas cosas, habrá que hacer el esfuerzo individual y a ver si esto contagia para que se haga el día de mañana un esfuerzo colectivo». En un local especializado en carnes, que trabaja con vaca rubia gallega, frisona gallega o wagyu, ofrecen lo que pueden a aquellos sin recursos..