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La concentración de esperma cae a la mitad

Un estudio en el que participan expertos de España, Israel, Estados Unidos, Dinamarca, Australia y Brasil para investigar la fertilidad masculina evidencia una caída en cincuenta años

Un laboratorio chino analiza los espermatozoides en una foto de archivo. EPA

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EFE

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La concentración de esperma de los varones se ha reducido a la mitad en las últimas cinco décadas y, principalmente, desde el año 2000 a la actualidad, y este fenómeno se repite de manera similar en los cinco continentes, según se desprende de un estudio internacional en el que han participado investigadores de la Universidad de Murcia (UMU). El estudio, en el que participan además expertos de Israel, Estados Unidos, Dinamarca y Brasil, arrancó en 2017 estudiando los problemas de fertilidad masculina en Europa, Australia y Norteamérica, y ahora se ha extendido también a América Central y del Sur, Asia y África, y en todos los lugares se han extraído datos similares sobre el acelerado decrecimiento de esperma entre los varones.

La investigación toma datos de varones de 53 países diferentes que demuestran que han pasado de tener una concentración media de 101 millones de espermatozoides por mililitro en 1973, a 49 millones por mililitro en 2018.

Entre 1973 y 2000 la caída de espermatozoides avanzaba a un ritmo medio del 1,16 por ciento anual, pero a partir de ese año, la reducción ha sido de un 2,64 por ciento de media al año, según alerta el estudio.

Los datos para España que arroja este estudio se encuentran en línea con los del resto de países analizados. La investigación no ahonda en las causa de esta reducción de la concentración del esperma, si bien, según señala Hagai Levine, de la Escuela de Salud Pública Hadassah Braun de Jerusalén e investigador principal del proyecto, en un comunicado, hay otras investigaciones recientes que apuntan a que las alteraciones en el desarrollo del tracto reproductivo durante la vida fetal están relacionadas con una afectación de la fertilidad durante la vida adulta.

Levine también asocia que ciertos hábitos de vida y los compuestos químicos en el medio ambiente están afectando adversamente el desarrollo fetal». El profesor de Salud Pública de la UMU Jaime Mendiola, que es otro de los miembros del equipo, ha apuntado que esta «crisis emergente» no solo resulta preocupante en relación a la fertilidad masculina, sino que «también es un indicador del estado de salud de los varones, con niveles bajos asociados con un incremento del riesgo de enfermedades crónicas y cáncer testicular».