Diario de León
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c M. E. González pregunta ‘¿Delito medioambiental?’: «Por el pueblo de San Adrián del Valle, León, lugar al que acudo con frecuencia, pasa el río Reguero. Este arroyo está bordeado de vegetación y fauna de ribera con álamos y fresnos fundamentalmente, donde anidan multitud de aves y donde habitan pequeños animales formando un ecosistema que es necesario cuidar.

Hace aproximadamente dos meses el Ayuntamiento solicitó a la Confederación Hidrográfica del Duero un permiso con objeto hacer una limpieza de matorrales en la ribera del río. La empresa encargada de la limpieza cortó, no sólo matorrales y zarzas, sino que taló la mayoría de los árboles dejando algunos solitarios que se caerán en cuanto sople el viento en algún temporal, con el peligro que eso conlleva para los vecinos del pueblo que se arriesguen a pasear por la orilla del río. La empresa se llevó los troncos, pero dejaron toda la ribera del río llena de montones de leña con el resto de la tala. Ello supone un riesgo ya sea de incendio ya sea de plagas.

Quiero comunicar este hecho por si lo llevado a cabo por la empresa que taló los árboles pudiera constituir un delito medioambiental ya que se ha destruido no solo la vegetación (álamos, alisos, fresnos) sino el hábitat de pájaros y aves acuáticas en un gran trecho del curso del río. Es una pena que nadie se preocupe por estos pequeños pueblos donde se hacen barrabasadas y nunca pasa nada».

c Luis Alberto Rodríguez Arroyo escribe sobre la ‘Post-verdad’: «No se precisan más evidencias para poner de manifiesto que debemos volver a cambiar de ciclo político y social. La crisis económica de 2008 y el descontento social del 15-M materializaron la idea de que otra política era necesaria. Aquella en la que la verdad se alcanzara desde los sentimientos —obviando la mayor parte del raciocinio— y el poder se lograra por asalto en lugar de por consenso. Los avances conseguidos desde entonces por la posverdad, la ‘nueva política’ y lo ‘políticamente correcto’ han sido escasos, más sectarios y partidistas que antes y con una fecha de caducidad excesivamente breve. De ahí que la solución a los problemas generales haya sido más bien tibia o incluso contraria a lo esperado. Por ello resulta necesario volver a pensar, evitar extremismos ideológicos irreconciliables, gobernar y hacer oposición desde una sólida preparación parlamentaria y académica de nuestros representantes públicos, y hacer buena política desde las distintas cámaras —no desde la redes sociales—. No será fácil volver a mostrarnos profundamente racionales, sin que nos afecten más los sentimientos ideológicos que el bien común, o sin que desenterremos antiguas hachas de guerra presuntamente ya olvidadas por quienes quisieron ser constructivos. Costará pasar página y volver a creer que la política es un ejercicio serio de gestión pública. Pero deberíamos introducir el concepto de post-posverdad, para denotar que el Estado de bienestar es más alcanzable desde el raciocinio político que desde la fragmentación del sentimiento ideológico.

c Domingo Martínez Madrid titula su carta ‘La humildad de amar’: «El amor no tiene nada que ver con el triunfo, con el jolgorio, con un empeño egoísta de disfrutar. Y tampoco es un empeño desesperado de tener descendencia. Es imprescindible la entrega, o sea generosidad, o sea pensar en el otro. Constantemente pensando en el otro. Por eso queda claro para un cristiano que es un camino de santidad. Por eso entendemos que hace falta humildad, que en el fondo es procurar que desaparezca el yo.

‘Confiar es lo más difícil del mundo, mucho más que construir una pirámide. Difícil porque exige la confesión de nuestra impotencia, que admitamos que no tenemos el control de nada. Confía, me ha dicho el dentista. Y su voz, esas palabras triviales pero cargadas de ternura, era la misma vida invitándome a salir de mi acostumbrada cobardía. Acaso la realidad, como el dentista, hace con nosotros cosas incomprensibles, pero necesarias para curarnos’. Confiar. Supone el reconocimiento de nuestra impotencia. Yo no lo puedo hacer todo. La maravillosa empresa que es el matrimonio supone ese convencimiento de que es tarea de dos.

‘El susurro es propiedad de los que aman, mientras que el mal es un niño afónico, con la garganta irritada de tanto llamar la atención. Nadie dice te quiero con un alarido ni susurra durante el odio. El amor exige una voz tan educada como los guantes de un mayordomo’. Hablar despacito y con delicadeza. Con la ilusión de la auténtica unión. Hace falta humildad».

¿Considera necesaria la dimisión de la ministra Montero por el conflicto de la reducción de penas en delitos sexuales?

SÍ 92%

NO 8%

Apoya que se conserven las chimeneas y las torres de refrigeración de

la central térmica

de Compostilla II?

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