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No hay familia leonesa que no arranque menú con el embutido. A partir de ahí, la apuesta por el producto local se impone.

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León

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maría j. muñiz

rBueno para el bolsillo, el del consumidor y el del productor, y bueno para la salud. Ante la locura de precios de los alimentos de moda en Navidad, apostar por la tradición local y condimentar las comidas y cenas familiares con cariño y ricos guisos basados en la agroalimentación local es la mejor receta no sólo para evitar sobresaltos económicos, sino para hacer una decidida apuesta por cuidar y preservar lo nuestro. León tiene una oferta tan amplia como adaptable a todo tipo de menús. También los festivos. Comprar productos de kilómetro cero es rentable para el medioambiente, para los agricultores, ganaderos y comerciantes y también para la economía familiar. Como lo es aplicar la economía circular al habitual despiporre de las pantagruélicas mesas navideñas: reutilizar, reciclar, reparar, dar una segunda o tercera vida,... Las sobras son manjares que no deben desdeñarse cuando quedan por delante muchos manteles de fiesta que rellenar. Y las ricas recetas de aprovechamiento una delicia que no se puede dejar perder. ¡Quién le dice que no a una croqueta de buena base!

Aplicar conciencia y sentido al gasto alimentario en Navidad es un buen propósito que intentar mantener todo el año. Y no implica que no haya barrigas llenas a los turrones (o nicanores, hojaldres, mantecadas, pastas varias, yemas, imperiales,...).

De los imprescindibles entremeses, santo y seña de esta tierra, poco que decir. No hay hogar en la provincia que no arranque con la contundencia de los embutidos y quesos locales. De la huerta verduras de invierno y pimientos bien armados si se apuesta por el relleno. La morcilla admite a estas alturas de la cocina de interpretación un toque de frescor de la pera conferencia o la manzana reineta. Sopas y caldos templan las entretelas, ya sean de trucha o de botillo, o con la contundencia de los entresijos de las abuelas.

Y llegan las carnes, y aquí hay donde elegir para todos los gustos: del cerdo hasta sus andares, del vacuno desde el solomillo a las mollejas, de los corderos y cabritos qué decir, de las aves cuántas recetas y rellenos aplicar,...

De pescado por aquí bacalao y trucha en la tradición. Los demás, a gusto del consumidor.

En el acompañamiento hay oferta en las dos DO (Bierzo y León) del cero al infinito en calidades y precios. Sin olvidar los necesarios digestivos (no, el bicarbonato no cuenta).

Y un reto para valientes. ¿Quién se atreve con doce campanadas de Ronchitos para empezar el año? Ahí queda la idea...

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