RELIGIÓN
Se agrava la salud de Benedicto XVI. Francisco pide oraciones por el papa emérito
El Vaticano confirma un empeoramiento "en las últimas horas". Se encuentra bajo constante control médico
La salud del papa emérito, Benedicto XVI, de 95 años de edad, se ha agravado "en las últimas horas". Lo confirmó este miércoles el Vaticano después de que al final de la habitual audiencia general de los miércoles, Francisco sorprendiera al referirse a su antecesor con estas palabras: "Querría pedir a todos vosotros una oración especial por el papa emérito Benedicto, que en el silencio está sosteniendo a la Iglesia. Y recordar que está muy enfermo y pedir al Señor que lo consuele y lo apoye en este testimonio de amor a la Iglesia hasta el final".
La petición del Pontífice fue saludada con un aplauso cerrado por parte de los fieles congregados en el Aula Pablo VI del Vaticano.
El portavoz de la Santa Sede, Matteo Bruni, publicó un comunicado tras la intervención de Francisco sobre Benedicto XVI en el que aclaraba que "en las últimas horas se ha verificado un agravamiento en sus condiciones de salud debido al avanzar de la edad". La nota aclaró que pese al empeoramiento, la situación del papa emérito está "bajo control" y que los médicos lo controlan "constantemente".
#OremosJuntos por el Papa Emérito Benedicto XVI, que en el silencio sigue rezando por la Iglesia. Pidamos al Señor que lo consuele y lo sostenga en este testimonio de amor a la Iglesia, hasta el final.
— Papa Francisco (@Pontifex_es) December 28, 2022
Una vez concluida la audiencia general, Francisco fue a visitarle al monasterio Mater Ecclesiae, situado dentro de los Muros Vaticanos y adonde se retiró pocos meses después de hacerse efectiva su renuncia al pontificado, según recoge Colpisa.
La salud de Joseph Ratzinger lleva siendo un motivo de preocupación desde que sorprendió al mundo al anunciar en febrero de 2013 que abandonaba el liderazgo de la Iglesia católica porque no se sentía con fuerzas suficientes para continuar en el cargo. Era una situación que no se vivía en la comunidad cristiana desde que, más de 700 años antes, el papa Celestino V renunció harto de las intrigas de la Curia romana.
Tras un breve período en el Palacio Apostólico de Castelgandolfo, la residencia veraniega de los papas situada a las afueras de Roma y hoy convertida en museo, Benedicto XVI ha pasado los cerca de diez años que han transcurrido desde su renuncia en el monasterio Mater Ecclesiae, donde ha estado retirado "escondido del mundo", según explicó él mismo, y dedicado principalmente a la oración y al estudio.
Cuenta falsa El pasado mes de julio ya se especuló con un empeoramiento de la salud del papa emérito, aunque todo estuvo motivado por una cuenta falsa de las redes sociales que pertenecía supuestamente a Georg Bätzing, obispo de Limburgo y presidente de la Conferencia Episcopal Alemana. Pocos días antes de aquel revuelo, Francisco se había referido al estado físico de su antecesor en una entrevista con el canal Vix de 'Noticias Univision 24/7', cuando aseguró que su predecesor "sostiene a la Iglesia con su bondad y su retiro" y que estaba "quietito orando y todavía estudia".
También confirmó entonces algo en lo que coincidían todas las personas que visitan al papa emérito: le seguía funcionando bien la cabeza, aunque cada vez tenía menos energía, hasta el punto de que sólo le quedaba un hilillo de voz, por lo que para hacerse entender tenía que pedir ayuda de su fiel secretario personal, el arzobispo Georg Ganswein, que lo acompaña desde hace 26 años. "Habla muy bajito y no es fácil entenderlo", contó en julio Francisco, celebrando las "sonrisas" de su predecesor y los "ojos brillantes" con que lo recibe cada vez que va a visitarle.
Pese a los intentos de una parte de la Curia romana por utilizar la figura de Benedicto XVI para atacar a su sucesor, ambos ha mantenido siempre una relación de respeto y afecto mutuo. En su reciente entrevista con el diario 'ABC', Francisco lo calificó de "santo", aplaudiendo su "alta vida espiritual". Contó entonces que lo visitaba "con frecuencia" y que después de cada uno de esos encuentros salía "edificado de su mirada transparente". "Tiene buen humor, está lúcido, muy vivo, habla bajito pero te sigue la conversación. Me admira su inteligencia. Es un grande", explicó Jorge Mario Bergoglio en su conversación con el citado periódico español.