Los genes danzan al son de la música
La violista leonesa Iriana Fernández, impulsora del grupo de voluntarios Sanarte, colabora con el equipo de genética Sensogenomic en un estudio pionero que analiza los cambios genéticos que se producen cuando se escucha música. En un multitudinario concierto en Santiago de Compostela se analizaron muestras de la saliva y la sangre de 400 de los mil asistentes. Los genes ‘bailan’ y reaccionan al escuchar piezas de Mozart, Strauss o Vivaldi. Los primeros resultados de un grupo de control con pacientes de Alzhéimer muestran una relación entre los genes que estimulan la música y el deterioro cognitivo.
Existe una relación clara entre los genes que estimulan la música y el deterioro cognitivo. Ese es uno de los primeros resultados de la investigación iniciada por el equipo de investigación Sensogenomic, un grupo del Instituto de Investigación Sanitaria (IDIS) de Santiago de Compostela. Para llevar a cabo su primer concierto piloto contó con la colaboración del grupo de voluntarios Sanarte, impulsado por la violista leonesa Iriana Fernández, con plaza también en la Real Filharmonía de Galicia en Santiago de Compostela, participante en los otros conciertos multitudinarios organizados por Sensogenomic para avanzar en sus estudios. Es la primera vez que se investiga los cambios genéticos que se producen al escuchar música.
Para llevar a cabo el experimento el grupo de Sensogenomic y Sanarte organizaron un concierto experimental con pacientes de Alzhéimer y sus cuidadores, cuyos resultados iniciales abren la puerta a descubrimientos hasta ahora nunca demostrados en un laboratorio y tiene que ver con los cambios que se producen en los genes al escuchar música. «El concierto experimental con personas con Alzhéimer y sus cuidadores llevaba detrás mucho trabajo y tiempo de preparación de toda la parte técnica. Es una investigación muy novedosa. Lo que proponemos es una aventura, pero conocemos las técnicas de investigación genómica. Esperamos tener financiación», explican a este periódico Antonio Salas, genetista y uno de los investigadores principales, y Laura Navarro, musicóloga y doctora en educación musical.
Los investigadores trabajan con una base genética que llevan desarrollando desde hace 28 años. «Nuestro planteamiento es muy novedoso para estudiar el impulso musical en los genes desde un punto de vista científico. Lo que hacemos es estudiar el genoma, el material más genuino, que es lo que define a las personas».
Después del experimental y preparatorio de la logística llegaron otros dos grandes conciertos. El organizado en Santiago de Compostela fue todo un reto logístico. «Nos llevó un año de preparación», recuerda Laura Navarro. «Teníamos que ensayar la logística porque en un evento de esas características tenía que estar todo controlado». En ese concierto, celebrado el 14 de junio de 2022, se recogieron 300 muestras de sangre capilar, con un método no invasivo, y de saliva, con un isopo bucal. Cuatro meses después se invitó a participar en otro evento musical a distintas asociaciones de pacientes (autismo, Down, discapacidad visual y daño cerebral). «Fue un concierto inclusivo, con la participación de la población general».
En total, tres conciertos para estudiar cómo la música modifica los genes. El 14 de junio de 2022 con pacientes de Alzhéimer y acompañantes, donde se recogieron 400 muestras biológicas. El 30 de septiembre de 2022, con la asistencia de más de 1.000 personas de la población general y de los músicos Real Filharmonía de Galicia, donde se recogieron más de 2.000 muestras biológicas, y el 1 de octubre de 2022, con más de 350 personas representando distintas condiciones, tales como, trastorno de espectro autista (TEA), síndrome de Down, discapacidad visual, parálisis cerebral, acompañantes, y otra población control. Se recogieron más de 600 muestras biológicas.
Los primeros resultados muestran cómo se expresan los genes antes y después del concierto. «Tras escuchar la música, los genes se expresan de manera diferente en pacientes con alzhéimer que en personas sanas». Pero todavía hay mucho por descubrir. Los investigadores quieren descubrir qué existe detrás del estímulo musical y entender los mecanismos biológicos y los cambios genéticos que se producen con la música».
Los resultados del concierto piloto demuestran cambios en la expresión de los genes antes y después de escuchar piezas de Mozart, Strauss o Vivaldi. El análisis de los grandes conciertos organizados después ayudarán a validar (o no) los resultados preliminares, que están pendientes de publicación en una revista científica. La parte musical corre a cargo de Sanarte, el grupo de personas voluntarias en la que participa Iriana Fernández.
Sanarte nació en diciembre de 2016 con el objetivo de tocar con cierta regularidad en el Aula de Pediatría del Hospital Clínico Universitario de Santiago. «Cuando decidimos emprender esta aventura musical no sabíamos que tendríamos la oportunidad de colaborar en un proyecto tan importante y, a la vez esperanzador, como está siendo Sensogenomic. El equipo de Sensogenomic se puso en contacto con Irina Gruia, uno de los miembros fundadores, para proponernos hacer un concierto piloto en el que poder tomar muestras y con el que comenzar el experimento. Por supuesto dijimos que sí de inmediato»,