Los paisajes eternos de Vegas del Condado
La naturaleza y cultura impulsan el turismo en el municipio
La cruz de Vegas fue construida en 1983. MARCIANO PÉREZ
Vegas del Condado es un municipio que a pocos kilómetros de la capital de León, a medio camino hacia la montaña oriental leonesa, permite al visitante desconectar y perderse entre alguno de sus numerosos recursos naturales. En sus doce pueblos se conjuga tradición y cultura, buen ambiente y hospitalidad, la que ofrecen sus habitantes a todas las personas que visitan el municipio.ç
Un ejemplo de turismo ‘verde’ de la zona es una ruta de 40 kilómetros para hacer en bici y descubrir una impactante paisaje que no pasará desapercibido para quien decida recorrerlo. Desde Vega y por San Vicente, Lugán o Cerezaes del Condado, el trayecto descubre el alma de estos pueblos donde cultura, paisaje, pasado y presente se dan la mano. Uno de los puntos álgidos es la subida por el monte hasta la concocida Cruz de Vega y la visita a ‘las dos hermanas’, dos robles que son conocidos de esta forma por la gente de la zona.
Una mención especial también merece la Quebrantada de Vegas del Condado, conocida como las médulas pequeñas, donde los romanos extraían oro, según se constata en diversos escritos. Fuente Miranda, La Ceposa, Laguna de Remilán o el Matorro son lugares que también merece la pena visitar en los que la naturaleza vuelve a ser la protagonista. Y es que las aguas del río Porma que bañan estas tierras tienen un papel fundamental en la belleza de su paisaje y también destacan por proporcionar algunos de los mejores cotos de pesca de la trucha. La iglesia de la Vegas bien merece una visita. Una parte de su construcción data del siglo XV y se trata de una edificación de renacentista de planta latina que serían los cimientos, a los que posteriormente, ya en el siglo XVIII, se adosó el torreón y se remató con ladrillo mozárabe.
En Cerezales se alza la sede de la Fundación Antonio y Cinia, en Cerezales del Condado. Un complejo de 2.700 metros cuadrados que en forma de varias naves contiguas recubiertas de madera de alerce y abiertas, en sus frentes norte y sur, por medio de grandes fachadas de vidrio que permiten mantener una relación permanente entre el interior y el exterior.